martes, octubre 30, 2018

A veces te empeñas en algo que no va a ninguna parte. Dedicas tu esfuerzo y tu tiempo a ocupaciones/trabajos/aficiones/personas que no te ofrecerán más que decepciones, y te resistes a creer que así sea, pero el paso del tiempo te va demostrando que estabas equivocado, que son tus esfuerzos inútiles e infundadas tus ilusiones. Buscas la manera de que funcione, no descansas nunca hasta hallar el modo de que todo encaje y entregas todo lo que tienes a cambio de nada. Y lo peor es que caes constantemente en el mismo error, solo cambiando de persona o actividad, y mientras lo haces estás totalmente convencido de que esta vez será diferente, pero no lo es. No, no aprendemos del pasado, olvidamos la lección demasiado pronto y lo que nos prometimos que nunca más haríamos solo tardamos un poco más en repetirlo para seguir engrosando la lista de fracasos y decepciones. Y lo peor es que sé que nunca dejaré de hacerlo.


lunes, octubre 29, 2018

El respeto no se gana, en todo caso se pierde, pero es algo que se le debe de entrada a toda persona por el mero hecho de ser persona. Es un derecho fundamental, una muestra de cortesía, una señal de buena educación, una obligación moral. No hay que hacer ningún truco de magia para conseguir que los demás te respeten, no hay que ganarse nada ni demostrar ningún mérito especial. No hay que ser un sabio, un héroe o un trabajador infatigable para que te respeten. ¿O es que estamos haciendo una sociedad en la que para respetar a alguien es necesario que nos demuestre algo? Una sociedad irrespetuosa, maleducada y desconfiada en la que los líderes de opinón son prácticamente analfabetos o demasiado simples. Tal vez ese sea el motivo de tantas descalificaciones, ataques y críticas insolentes que lees a diario por las redes y el síntoma más claro de una sociedad enferma que ha perdido todos los valores y en la que quien lleva la razón es quien más grita, engaña y manipula con mensajes simples y directos impuestos como verdades que no admiten ninguna duda cuando en realidad son falsos . Si es así, y me temo que lo es, yo prefiero no formar parte de ella.

domingo, octubre 28, 2018

En el instituto me contaron que la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma, y del mismo modo pienso que las relaciones humanas tampoco desaparecen nunca, solo se transforman. La amistad, el amor, los afectos familiares, la fidelidad, la confianza, la complicidad, el rencor, el sufrimiento ... están en continuo cambio. Con el paso del tiempo no son lo que eran sino que se convierten en otra cosa, ni mejor ni peor, diferente. A veces veo adolescentes exaltar la amistad, creyendo firmemente en ella, pensando que nunca desaparecerá lo que hoy tienen y me veo reflejado en ellos y alguna vez incluso me atrevo a decirles que aprovechen ese instante porque dentro de unos años tal vez ni siquiera saluden cuando se encuentren por la calle a esa persona con la que hoy se abrazan y a la que juran que por ningún motivo abandonarán jamás. Nunca volveremos a ser quienes fuimos y no podremos recuperar lo que perdimos y tendremos que aprender a vivir echando de menos lo que un día tuvimos. La adolescencia es una época dorada de nuestra vida, tal vez la mejor o quizás la memoria se encargue de embellecerla y ocultar las sombras. Porque sin duda las hubo y muchas de las cosas que creemos recordar no sucedieron de ese modo y no podremos saber qué ocurrió realmente, porque todo eso ha desparecido, o más bien se ha transformado en algo muy diferente, pero qué queda de todo lo que desparece cuando ya no está. Esa es la pregunta que me hice al mirar hacia atrás y recordar mi adolescencia y que despertó en mí otras muchas preguntas, las cuales he tratado de responder seguramente sin éxito en mi nueva novela “Todo lo que desaparece”. Me encantaría poder compartirla contigo y conocer tu opinión.


sábado, octubre 27, 2018

Si no tienes miedo a perderlo es que no te importa lo suficiente. Tal vez creas que puedes sustituirlo sin problema, que el vació que deje tras su marcha podrá llenarse con facilidad y que pronto alcanzarás el olvido. Entonces más te vale dejarlo ya, abandonar la batalla antes de la derrota definitiva que te deje malherido y no esperar a que el tiempo estropee lo vivido sino guardar un bonito recuerdo. Porque el que no teme no ama. Amar es tener miedo, vivir con la preocupación permanente de perder lo que quieres, pensar que nada tendrá sentido cuando desaparezca y que te morirás cuando no esté. Luego puede que no sea así, de hecho es lo más probable, y que el olvido consiga hacer lo que nunca creíste posible, e incluso te alegres de que haya desaparecido de tu vida y de tu memoria para siempre, pero cuando quieres algo o a alguien no concibes tu mundo sin su presencia y darías todo lo que tienes por que nunca acabase.

viernes, octubre 26, 2018

Cuando era niño soñaba con poder volar. Cerraba los ojos, abría mis alas y me imaginaba recorriendo la ciudad por el cielo y mirándolo todo con serenidad desde arrriba. Desde allí era incapaz de ver aquello que me causaba tanto dolor. No había compañeros humillándote, profesores pegándote y gritándote ni insultos o golpes en el recreo. Conforme fui creciendo comprendí que nunca podría hacerlo. Pero ahora, muchos años después, comprendo que no me equivocaba. Porque he descubierto que para volar no necesitas tener alas, tan solo un poco de imaginación y creer firmemente en tus sueños. Ahora que he aprendido eso, aunque a veces se me olvide, cuando me siento perdido o angustiado, cierro los ojos y levanto el vuelo, alejándome así de la cruda realidad cotidiana que me empuja hacia el suelo experimentando toda su dureza, y me elevo muy por encima de mis problemas, sintiéndome por unos instantes invulnerable. Porque todo lo que me parece un obstáculo insalvable no es más que un diminuto grano de arena visto desde las alturas.

martes, octubre 23, 2018

El problema no son los que hablan o gritan mostrando su insolencia, sino los que miran para otro lado y callan. Sería fácil combatir a quien dice barbaridades, a quien ofende o molesta, a quien agrede o insulta si los que observan en silencio se atrevieran a alzar la voz. Son los cómplices en la sombra los que permiten lo intolerable: el insulto, el desprecio, el rechazo a lo diferente, la homofobia, el racismo, el maltrato, el acoso o la corrupción. Por cada uno que comete la falta hay mil que lo ven y no dicen nada, que no muestran su disconformidad ni son capaces de enfrentarse o afearle la conducta al tirano, al maltratador, al racista, al homófobo, al maleducado, al sinvergüenza, al canalla o al corrupto, al que con su silencio culpable apoyan y animan a seguir actuando del mismo modo. No necesitamos héroes que salven el mundo ni quijotes que luchen contra gigantes, solo personas normales que no tengan miedo y digan lo que piensan aunque pueda resultarles incómodo o causarle algún ligero contratiempo. Gente normal que actúe con normalidad, personas con empatía y responsabilidad que pese a todo vean, griten y oigan superando su propio miedo, no ganado sumiso que obedezca siempre a su amo y siga al pastor ya sea bueno o malo. Pero para ello deberían de empezar por salir de ese rincón oscuro desde donde tan confortablemente juzgan todo sin participar en nada. Porque ya está bien de callar ante la injusticia y el abuso, ya está bien de ser cobarde por temor a perder tus migajas cuando a otro le quitan todo lo que tiene, porque es la masa silenciosa la que consiente con su actitud y permite que suceda todo eso por lo que en privado nos escandalizamos pero no hicimos nada por evitarlo cuando pudimos.

lunes, octubre 22, 2018

Con frecuencia tengo la sensación de estar haciendo el ridículo, de que todo el mundo me mira con desprecio y me señala con el dedo. Es como si estuviera en uno de esos sueños recurrentes en los que sales desnudo a la calle y la gente se ríe de ti pero nadie te dice nada y tú no eres capaz de averiguar el motivo de sus burlas. La gente se sonríe a mi paso y siente pena por mí, me consideran un retrasado, un pobre infeliz que no ha entendido nada y me tratan con una condescendencia ofensiva. Porque, empeñados en imponer nuestras costumbres e ideas, rechazamos a quien consideramos diferente, a quien no se ajusta a nuestros cánones de comportamiento y en lugar de tomar en consideración su particular punto de vista hasta que pueda a llegar a poner en duda nuestras creencias, preferimos denostarlo, despreciarlo y humillarle. Salgo a la calle vestido con el traje nuevo del emperador y noto sus miradas hirientes clavándose sobre mí pero nadie me dice cuál es el problema. Solo me gustaría que alguien me explicara en qué me equivoco y tal vez pueda estar de acuerdo o por el contrario reafirmarme en mis rarezas, pero no me trates como si te creyeras mejor que yo, no menosprecies mis opiniones, porque nadie es mejor que nadie y tú mucho menos. El problema no es que yo vaya desnudo, sino que ellos no son capaces de hacerlo y su mirada no es transparente. Porque yo no tendría que avegonzarme por mostrarme tal como soy, sino que deberían de ser los demás los que se atrevieran a hacerlo también.

sábado, octubre 20, 2018

No me lo tengas en cuenta. Las mentiras que te digo son ante todo mentiras que me digo a mí mismo para intentar creer en ellas. No soy lo que quiero, ya conozco mis carencias, así que no hace falta que me recuerdes a cada instante todo lo que hago mal y los daños perpetrados, pues soy el primer damnificado de mis errores y para corregirlos he empezado por repetirme todo aquello que quisiera ser. Por eso te pido que no vuelvas contra mí mis palabras, pues son deseos más que verdades, ideas furtivas formuladas en voz alta para que así suenen más reales, como si al verlas escritas fueran más fáciles de creer. No me recrimines las promesas no cumplidas ni pongas en evidencia mis contradicciones. No estoy tratando de engañar a nadie, tal vez solo a mí mismo, porque a veces necesito de la fantasía para poder transitar la cruda realidad que habito.

viernes, octubre 19, 2018

Quien se esconde tras un seudónimo, un perfil falso o una imagen genérica es porque teme algo. No deberíamos necesitar escondernos de nada ni de nadie, no se puede vivir refugiándose en la sombra continuamente sintiéndonos culpables de nuestras circunstancias. Deberíamos poder mostrar a la luz lo que somos y lo que queremos sin avergonzarnos por ello. Yo también lo hago, por supuesto, me oculto tras un caminante sin rostro y un título poético, pero tengo mis razones. No sé si me atrevería a decir lo que digo sabiendo que me lee toda la gente que me conoce y quienes me cruzo cada mañana por la calle. No sería capaz de soportar el juicio constante de mis vecinos, familiares y amigos. No debería ser así, pero es lo que ocurre. Deberíamos poder decir a la cara lo que pensamos sin sonrojarnos, ser quien soy delante de todo el mundo y no precisar de máscaras que camuflen mi realidad, pero no soy capaz de hacerlo, pues aún recuerdo todo el dolor que me causaron cuando así lo hice. Tal vez solo buscamos que alguien venga a quitarnos nuestros miedos y a ofrecernos su mano y nos diga que podemos confiar en él, que no necesitamos disfraces ni refugio que nos protejan, que podemos mostrar a los demás quiénes somos sin temer que nos hagan daño, porque él siempre estará ahí para curarnos las heridas.

jueves, octubre 18, 2018

Llega un momento en que prefieres pasarte a no llegar, porque lo peor es quedarte con las ganas. No hemos venido aquí para plantarnos antes de empezar a jugar. Morderte la lengua solo te producirá heridas que tardan en cicatrizar. Prefiero el exceso a la indecisión, la osadia a la prudencia, el valor a la modestia. Durante mucho tiempo no fue así, me quedaba siempre corto por miedo a equivocarme, contaba hasta cien antes de abrir la boca, era precavido, discreto, amable... no hacía nada que pudiera molestar a alguien, pero eso solo me produjo rabia y frustración, por lo que decidí cambiar de estrategia, porque no tengo nada que perder y no salgo nunca a empatar, porque conozco mis defectos y no me duele que me los recuerden, porque no quiero perder más el tiempo dando vueltas a la misma rotonda sin saber cómo se sale de ella, porque no voy a ser siempre el tonto que otorga todo lo que calla, porque ser valiente no es atreverse a aquello que a nadie le importa, porque no te debo nada y no tengo que guardar las formas. Así que si alguna vez me paso y eso te molesta, lo siento, pero no voy a dejar de hacerlo, porque esas son las consecuencias de mi libertad y es algo que pongo por encima de tu orgullo.

martes, octubre 16, 2018

Apúntatelo bien porque no voy a repetirlo más veces. Me da igual lo que hagas con tu vida o con tu cuerpo, con quién vayas, vengas o te entretengas. Me da igual a quien ames o a quien odies, a quien traiciones o a quien adores. No me importa nada de lo que digas o hagas, no quiero escuchar tus retorcidas explicaciones, no necesito más escenas falsas para intentar darme celos, no voy a jugar a ese juego de nuevo, ya no tengo quince años para andar detrás de ti como un perrito faldero, por lo que tranquila, no necesitas exhibir ante mí tu supuesta felicidad ni culparme de tus lágrimas o refregarme tus besos. No agaches la cabeza cuando me cruce en tu camino, fingiendo que no me has visto o que si me has visto no te acuerdas, porque no voy a reprocharte nada, no voy a pasarte la factura de los platos rotos, así que deja ya de joderme la vida, tanta gloria lleves como paz dejas, guapa.


lunes, octubre 15, 2018

Quien resiste vence, dicen, y así lo creí durante mucho tiempo, pero empiezo a dudar de la veracidad de ese dicho. No suelo darme por vencido y abandonar sin esfuerzo, más bien al contrario, me obsesiono con mis metas y persigo mis sueños tal vez con excesivo empeño. Llevo muchos años resistiendo, colocando una piedra más cada día, dando pasos sin parar en una misma dirección, pero el objetivo está cada vez más lejos y mi vista cansada hace que se desdibuje en el horizonte. Tal vez me engañaron todo el rato y solo querían tenerme entretenido con ocupaciones estériles que a nadie molestan. Puede que resistir sea solo perder el tiempo y una forma eficaz de distraer tu mente con ideas inofensivas que calman tus ansias, o tal vez sea cierto y es solo cuestión de seguir luchando, pero ¿hasta cuándo?

domingo, octubre 14, 2018

No sé por qué hago lo que hago ni lo quiero saber. La pregunta acerca del sentido carece en sí misma de sentido. Muy pocas cosas, tal vez ninguna, son capaces de superar esa prueba. Sé que si me parara a pensarlo con calma no haría ni la mitad de lo que hago, si pusiera en la balanza pros y contras estoy seguro de que vencería siempre lo negativo y preferiría no hacerlo. Por eso no lo pienso demasiado, sino que me dejo llevar por ideas tal vez equivocadas que me ponen en movimiento, impulsos que a veces me llevan a la ruina pero también otras al éxito. Así que no me preguntes por mis motivos, pues no los tengo. Estoy a la deriva tratando de sobrevivir al naufragio. No vislumbro en el horizonte ninguna isla a la que llegar ni nadie que acuda al rescate. No tengo claro mi objetivo, solo estoy remando sin rumbo, pues si dejara de hacerlo me hundiría.

viernes, octubre 12, 2018

No te digo nada que tú no sepas. Vienes a mí en busca de unas palabras eficaces que te alegren el día y calmen tu dolor como si fuera tu curandero y yo solo consigo rellenar apenas el silencio con verdades gastadas y mentiras pactadas que conoces de memoria. Tal vez sería mejor tomar algún complejo vitamínico que te ayude a afrontar la jornada con energía o cualquier otro remedio casero para combatir la ansiedad. Me haces preguntas cuya respuesta ignoro y sin embargo me esfuerzo por ofrecerte un poco de consuelo ficticio que logre engañarnos durante un tiempo aunque sabes que comparto tus mismas dudas y temores. Y a veces, milagrosamente, eso consigue que te olvides por un rato de lo que te pasa y te acuerdes de lo que eres, y sé que no tengo mucha culpa de ello, que solo soy ese espejo al que de vez en cuando preguntas quién es la más guapa del reino aunque ya sabes la respuesta. Como ves, nada especial, nada que no hayas oído mil veces repetido, pero sé que a veces hace falta recordártelo.

jueves, octubre 11, 2018

Si te vas, no esperes que todo siga igual cuando vuelvas. No confíes en que haya regado tus plantas con esmero y cuidado, que te haya guardado tu lado del armario, que no cambie la decoración y me sigan haciendo gracia tus bromas gastadas. No seguiré haciendo todas esas cosas absurdas que hacía por ti sin saber muy bien por qué. No actuaré como si nada hubiera ocurrido ni podremos recuperar la confianza perdida. Si te vas, no lograrás regresar al pasado como en una máquina del tiempo para vivir todo lo que se desvaneció un día para siempre. No guardaré los recuerdos más bellos en un lugar seguro a salvo del olvido. No digo que no, nunca se sabe, puede que incluso encuentres la puerta abierta, sabes que soy muy descuidado, y acabes hallando un hueco para instalarte confortablemente, aunque todo habrá cambiado, no sé si será peor o mejor, pero sí diferente. No es una amenaza ni una advertencia, solo una constatación. Tal vez ahora mismo no lo creas y jures que nada más lejos de tus deseos, que no lo harías ni por todo el cariño del mundo, que preferirías estar muerta, pero no importa lo que digas, es la rabia quien habla por ti, porque, tarde o temprano, todos acabamos regresando al lugar donde fuimos felices.

miércoles, octubre 10, 2018

Lo más fácil sería no hacerlo, no escribir nada ni decir nunca lo que pienso, renunciar al placer de hacer lo único que me gusta y guardar respetuoso silencio, ocultarme de forma cobarde para evitar una respuesta incómoda y quedar con el culo al aire como tantas veces pasa. Lo más sensato, lo que todos hacen, es morderme la lengua hasta que sangre, callar ante la injusticia y hablar solo para estar de acuerdo, aunque en el fondo disientan. Sé que arriesgo demasiado al pensar en voz alta, que existe el peligro de que algunos se crean todo lo que digo y otros tal vez nada. Exponerme a la crítica implacable de quienes nunca hicieron nada y provocar malentendidos porque no comprendan de qué va todo esto. Por eso me planteo muchas veces abandonar, conformarme con mi vida burguesa de ocho a tres, mi rutina redentora que a tantos consuela, mirar la cuenta a fin de mes y creer que todo va bien, entregar mi vida a la causa y mi cuerpo a la ciencia. No forzar puertas cuya llave no poseo ni buscar tesoros cuyo mapa nunca tuve. Pero si a estas alturas no has comprendido que no puedo hacerlo de otro modo es que no me conoces ni un poco. Lo diré una y mil veces y aún habrá quien no lo entienda. Yo no soy quien digo ser ni tampoco quien tú crees, no voy por la calle contándole mi vida a los desconocidos, no vendo mi alma a demonios de pacotilla ni predico verdades irrefutables a la puerta del templo o en la barra de un bar, lo que ves no es lo que es, a veces digo lo que no hago y al revés, porque nada de esto es verdad ni mentira, solo depende de cómo tú me miras.

martes, octubre 09, 2018

No necesito la gloria del triunfo ni el gozar el placer de lo exclusivo. Son mis propósitos modestos y pequeños mis deseos. No busco tesoros escondidos en alguna isla desierta cuya localización ignoro ni conozco la alegría de cruzar la meta el primero. No me preocupa tener miles de seguidores cuyo rostro nunca he visto ni ganar mucho dinero para comprarme cosas que en realidad no quiero. Sé que no llegaré muy lejos con mis escasas dotes y mi poca fortuna. No ocuparé las portadas ni encabezaré las listas de nada, si acaso la de fracasos y decepciones. No tendré el privilegio de hacer siempre lo que quiera y levantarme cuando me dé la gana. No trato de convencer a nadie de lo que debe hacer/pensar/decir/creer... tal vez soñar, pues no trato siquiera de convencerme a mí mismo. No busco el halago fácil ni provocar la polémica que llame la atención de la gente. No es ese mi objetivo, lo que me mueve cada día a improvisar estas letras desaliñadas robándole tiempo a la vida, porque nada de eso es lo que quiero. Nada de eso me motiva. Solo una palabra tuya.

lunes, octubre 08, 2018

Me equivoco mucho más de lo necesario y tal vez de lo recomendable, hago promesas sinceras que después no puedo cumplir, me pongo metas que no están a mi alcance y contraigo deudas que nunca podré pagar. Así soy de torpe, estúpido y despistado. Incapaz de aprender de los errores cometidos, ando siempre buscando la misma piedra para tropezar de nuevo, pues es mi favorita. Meto la pata con una facilidad inigualable y me contradigo como si no recordara nada de lo que dije. Por eso acepto sin excusas todas tus quejas, tus reproches fundados y asumo mis fracasos. Reconozco mis carencias y pido perdón por los daños ocasionados, me arrepiento sin ningún esfuerzo y renuncio a lo que no me corresponde, pues no lo merezco. Pero qué quieres, si no sé vivir. Nadie nunca me enseñó la partitura. Solo estoy improvisando.

domingo, octubre 07, 2018

No tengo intención de ponértelo fácil. Si quieres verme llorar, arrastrarme y pedir un poco de clemencia, lo tienes crudo. Voy a brillar para pasear mis triunfos por tu cara. Voy a subir a lo más alto para arrojar desde allí mis complejos y mis miedos. Trabajaré sin cesar por ser cada día más fuerte, más sabio y hasta más guapo si hace falta. Voy a despertar la envidia hasta de los que no lo son. Tendrás que hacerlo muy bien para superar mis logros, esforzarte día y noche si pretendes derrotarme y humillarme. Porque no soy de los que se rinden o se arrugan ante las dificultades. Sé que te gustaría que me rebajara pidiéndote perdón, verme llorando por las esquinas tocado y hundido. No te digo que eso no vaya a suceder, nadie está a salvo de beber de ese agua, pero por ahora no pienso darme por vencido, pues si algo tengo es orgullo y prefiero estar muerto a derrotado.

sábado, octubre 06, 2018

Por si acaso no preguntes, no insistas en querer abrir una puerta cuyo interior no te gustará. Normalmente me resisto a dar respuestas que puedan molestarte, pero no sé si seré capaz siempre de maquillar con eficacia la verdad. Confórmate con esto que ves, con lo mucho o poco que cada día te doy. Yo también trato de creer que es lo único que existe y finjo nua serenidad que no poseo mientras callo a mis monstruos encerrándolos en un lugar oscuro y lejano del que no puedan escapar. Pero a veces se liberan, salen de su prisión y lo arrasan todo a su paso. Me dominan por completo y toman el control de mi mente y de mi cuerpo hasta que consigo domesticarlos y guardarlos de nuevo en ese rincón oscuro. Por eso te digo que no debes abrir esa puerta, no busques la llave de todos mis secretos, no fuerces situaciones que puedan aprovechar para salir afuera ni hagas preguntas cuya respuesta no querrías escuchar.

viernes, octubre 05, 2018

El trato es muy sencillo, tú sé solo quien eres y no me pidas que yo sea quien no puedo ser. No pretendo que cambies tu forma de pensar y de actuar, pues en ese caso no serías tú. Pero a cambio solo te pido que no mires a nadie para envidiar sus dotes, no me compares ni me corrijas, no exijas aquello que no te puedo dar. No me digas el qué sino el cómo. Porque te juro que lo he intentado, que he entrenado día y noche para superar mis defectos y agradarte y aun así tengo la impresión de que sigo sin conseguirlo, por lo que comprendo que esas virtudes que deseas para mí no están a mi alcance. Hoy te ofrezco mi derrota, reconozco al fin mis límites y mis excesos, no prometo más que lo que tengo y luchar por aquello que quiero, pero no puedo asegurarte resultados, solo esfuerzo y valor para arriesgarme y tal vez así podamos encajar. Y si no te basta con eso, tal vez no soy la persona que buscabas.

miércoles, octubre 03, 2018

Cuando eres pequeño y no entiendes nada de lo que pasa a tu alrededor tienes la creencia de que ya lo entederás cuando seas mayor. Confías en que tus miedos y carencias vayan desapareciendo poco a poco conforme crezcas. Pero va pasando el tiempo y esa sensación de incomprensión no mejora y empiezas a impacientarte. Entonces te surge la duda de si acaso nunca obtendrás respuesta a las preguntas que te asaltan cada noche antes de dormir, pero aún conservas la esperanza de que todo empiece a cobrar sentido en algún momento, aunque no vislumbres la posibilidad de que eso ocurra pronto y te parece que más bien debería tratarse de un asunto casi de magia. Te das cuenta de que la cosa no cambia con los años y no consigues esa paz interior que creías que ibas a lograr de mayor. No hallas la serenidad que suponías que la madurez te ofrecería, sino aún más miedos y confusión y el mundo alrededor sigue siendo tan extraño e inexplicable como siempre, si no más, y no te queda siquiera la mano de mamá para salvarte de todos los peligros. Llegado este momento de mi vida comprendo que no habrá solución a mis dudas, que no hay ningún sentido oculto para todo lo que no entiendo y que hasta el final seguiré tan perdido e ignorante como ahora.

lunes, octubre 01, 2018

Tengo razones más que suficientes para odiarte, motivos poderosos que no me dejan más opción. Tal vez tú pienses lo mismo de mí, lo cual no hace más que confirmar mis conclusiones. Si miro hacia atrás y analizo fríamente lo ocurrido, comprendo que no debería siquiera de dedicarte estos minutos, que escribirte es una pérdida de tiempo intolerable y que es imposible recomponer lo que estalló en mil pedazos. Que ya ardió toda la cera, que somos ciegos porque no queremos ver, que los peces no pueden volar ni el aceite y el agua mezclarse, que no te mereces otra oportunidad ni tan solo el perdón del arrepentido, que lo único sensato en esta situación es el olvido, que hay pruebas evidentes que te condenan sin posible apelación y posiblemente tú también me hayas sentenciado para siempre, que tenemos mil motivos para decir adiós, pero ya sabes que contigo no suelo atender a razones.