Hace algún tiempo creía que si seguía instalado en la indiferencia de estos días comunes, huecos y sin sentido habría de llegar un momento fortuito, casi mágico, en el que surgiera de repente de la nada, como por encanto, algún suceso inesperado que diera un giro providencial a mi vida, un comienzo de algo nuevo más sustancioso y lleno de significado. Pero ahora veo cuánto me equivoqué, que nada surge por fortuna si no se lo busca sin descanso, y aún así escasas veces coincide con lo que esperábamos. Y ahora el tiempo se ha convertido en un aburrido transcurrir de horas semejantes sin ninguna dirección. La única diferencia es que ya no espero que nada cambie.
Esperar, esperar...
ResponderEliminarEsperar?
ResponderEliminar