lunes, noviembre 18, 2002

No es verdad que no podamos volver nunca atrás
ni tampoco que siempre se está a tiempo de rectificar.
Hay un período de tiempo variable
durante el cual aún podemos volver atrás,
rectificar las cosas que hemos hecho o dejado sin hacer, desde la más insignificante hasta la más grave.
Pero a veces ese período es demasiado corto y no podemos reaccionar a tiempo. Quizás es mejor así. Cuando ya nada está en nuestras manos.
Porque lo peor es cuando lo sabes. Cuando eres consciente de que puedes volver pero no sabes si hacerlo, no sabes qué quieres, cuál será la decisión acertada y sufres por ello, más conforme más importante es el asunto que te preocupa.
Cuando es tarde no tiene sentido lamentarse y saber que no podemos hacer nada nos reconforta y hace que nos resignemos a lo inevitable.
Me hallo ahora mismo en uno de esos momentos respecto a algo importante y conforme se acerca el punto de no retorno mis dudas, mi dolor y mi inseguridad aumentan segundo a segundo.
No sé qué decisión tomar, si volver hacia atrás o seguir mirando solo hacia delante, enterrando el pasado para siempre.
Lo más seguro será que me equivoque en la elección. Como casi siempre.
Puede que el error esté en elegir.

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