Pedir perdón no sirve. No repara el daño realizado. No cierra las heridas. Ni siquiera es honesto. Porque el perdón es un chantaje al que no podemos decir que no, una propuesta irrenunciable que coloca la pelota en el tejado de la víctima y le concede la responsabilidad de que todo siga funcionando como hasta ahora. Y sabemos qe no es así, que por más que pretendamos olvidar lo ocurrido, nunca podremos hacerlo y el problema resurgirá de nuevo pasado un tiempo. Por eso nunca pido perdón, no trato de sentirme mejor por lo que he hecho, solo intento aprender de mis errores para que, seguro de que volveré a reincidir en ellos, la próxima vez que los cometa no haga tanto daño.
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