sábado, diciembre 30, 2023

Este año no voy a hacerme propósitos. No me voy a autoengañar con promesas ficticias que nunca se cumplen. Solo voy a dejarme llevar y que la vida me sorprenda con sus caprichos y traiciones, aunque ya casi nada me sorprenda. No me voy a poner metas que me resultan inalcanzables, no voy a pedir un deseo por cada campanada ni usar ropa interior roja, no voy a creer en la suerte ni en el destino. Intentaré no crearme falsas expectativas, intentaré no creerme falsas apariencias. Voy a tratar de ser realista y esperar siempre lo peor para no llevarme más decepciones. Me plantearé los retos que cada día me ofrezca sin poner plazos al deseo ni dejarme embaucar por los sueños. No quiero imponerme obligaciones que siempre acabo incumpliendo para no sentirme mal por ello. No quiero crearme falsas ilusiones ni alimentar la esperanza para que no me devore. No tengo ningún plan para el año nuevo, solo haré lo que cada día me apetezca si es posible, sin exigencias ni premuras, sin rendir cuentas a nadie, ni siquiera a mí mismo. Porque este año no pienso volver a defraudarme.


viernes, diciembre 29, 2023

No se trata de tus logros o tus virtudes. No se trata de acumular méritos o alcanzar metas. No es cuestión de belleza, riqueza o grandeza, ni siquiera de la simpatía, la gracia o el encanto personal. No es cuestión de edad, peso ni altura. No depende del físico ni tampoco de la inteligencia. No es por tu ropa, tu pelo o tu perfume, ni mucho menos por tu dinero. No es lo que haces ni lo que dices, ni muchísimo menos lo que tienes. No depende de tus cualidades y defectos, de tus éxitos o tus fracasos. No es tu cara, tu cuerpo, tu voz o tu olor, tu forma de hablar, de moverte o actuar. No se trata de ser valiente, elegante o prudente, ni tampoco de ser el más guapo, el más listo ni el más fuerte. Se trata tan solo del modo en que tratas a los demás.


martes, diciembre 26, 2023

Tienes derecho a sentirte mal, tienes derecho a no fingir una felicidad falsa, tienes derecho a guardar silencio para no decir lo que realmente piensas y a sentirte solo en mitad de la fiesta. Puedes pensar que no hay motivos para la alegría, que no hay nada que celebrar sino más bien todo lo contrario. No hay ninguna obligación de hacer lo que todos hacen, no necesitas ninguna excusa ni que te falte nada ni nadie y no tienes que dar explicaciones por tu comportamiento inapropiado. No necesitas un motivo para sentirte como te sientes, nadie puede dictar tus sentimientos, cuando ni siquiera tú mismo eres capaz de controlarlos como te gustaría. Puedes incluso sentirte mal ante la felicidad ajena y no por ello eres una mala persona. Tienes derecho a sentir envidia, celos, rabia o frustración, por no tener lo que otros tienen, mientras te preguntas el por qué. Puedes llegar a odiar, si la cosa se complica. Tienes derecho a llorar y reír cuando te plazca sin tener que pedir perdón por ello y sin que nadie te juzgue ni te reproche tus emociones. Porque no existe ningún sentimiento equivocado, simplemente, suceden, y tratar de negarlos solo empeorará aún más las cosas.


sábado, diciembre 23, 2023

Muchas veces el problema es que nos resistimos a ser lo que somos y nos empeñamos en ser lo que no somos. Amparados en creencias erróneas, consideramos siempre mejor aquello que nos falta, vamos en su búsqueda de manera desatinada y despreciamos en cambio lo que nos rezuma y otros envidian. A casi nadie le parecen suficiente sus dones, despreciamos nuestras posesiones, infravaloramos nuestras posibilidades, exacerbamos las virtudes ajenas y minimizamos las propias, procurando incluso ocultarlas, pues nos parecen ridículas. Nos sentimos infelices por no poseer algo que no nos corresponde. Como un mono que sueña con poder volar, un pájaro a quien le gustaría nadar, una sirena que ansía caminar... También el deseo puede estar equivocado. Porque tal vez no sea eso que estás buscando con todas tus ganas lo que debes esforzarte en lograr, sino aprovechar a fondo tus cualidades y mostrar al mundo con orgullo aquello que mejor sabes hacer y a lo que ni siquiera das importancia, aunque no sea lo que un día soñaste. En el momento en el que aceptas lo que eres y lo valoras, todo cambia. Desaparecen la ansiedad por lograr lo imposible, dejas de frustrarte por no alcanzar metas irrelevantes y cumplir propósitos ajenos, y descubres al fin la grandeza de ser tú, comprendiendo que el único esfuerzo que debes hacer es el de ser fiel a tu naturaleza y no traicionarte a ti mismo. Aún sigo esperando que llegue ese momento.


martes, diciembre 19, 2023

Si algo caracteriza al ser humano es su extraordinaria capacidad para olvidar. Más que seres que piensan somo seres que olvidan. Y es que no deja de asombrarme la incomparable habilidad que poseemos para pasar página y seguir adelante sin mirar atrás, como si no recordásemos nada de lo vivido, sin pena ni remordimiento. Es cierto que hay hechos difíciles de olvidar, que se graban a fuego en nuestra mente y nos revuelcan la vida, pero son muy escasos, tan solo aquellas desgracias personales o familiares de las que no podemos desprendernos, pero incluso esos no nos impiden seguir viviendo. Pero no me refiero a esos sucesos traumáticos que rara vez ocurren, sino a actitudes y comportamientos cotidianos que asumimos con naturalidad: el daño que hicimos a alguien, las promesas incumplidas, la palabra dada, los proyectos abandonados, la mano tendida, los compromisos adquiridos, las afinidades electivas... Con qué facilidad olvidamos los buenos momentos compartidos, lo importante que alguien fue para nosotros en un momento determinado y los sentimientos tan intensos que esa relación nos despertó. Olvidamos amores, odios y todo tipo de afectos por igual, olvidamos a quien nos quiso y a quien quisimos, a nuestros amigos y enemigos, a quien nos humilló y a quien nos salvó la vida. Personas que fueron un apoyo fundamental sin las que creímos que no sabríamos vivir y que hoy son apenas un recuerdo lejano que no logra conmovernos. En un tiempo siempre breve, todo eso desaparece con extrema facilidad, o si surgen de vez en cuando lo hacen como pensamientos pasajeros despojados del significado que en su día tuvieron. Tal vez se trate de un mecanismo de defensa para tratar de curar las heridas y que el pasado así duela menos, intentando no sentirnos víctimas ni culpables, para no compadecernos ni flagelarnos. Tal vez no sea lo más justo, pero sí lo más conveniente. ¿O es que acaso podríamos vivir recordando constantemente todo lo que perdimos?


 

domingo, diciembre 17, 2023

Tal vez por una cuestión zodiacal, siempre creí en el equilibrio. Nada me interesa si no se basa en la reciprocidad y el interés mutuo. Soy consciente de que es muy difícil alcanzar una correspondencia exacta de fuerzas, que el equilibrio es imposible, pero no me canso de esperar una respuesta proporcionada a mi esfuerzo. Ya sabes, se trata de aquello de dar y recibir, tener y compartir... Sin embargo, no siempre soy fiel a mis principios e insisto demasiado, llamo a puertas más veces de las necesarias, a pesar de que siento que no recibo ni la mitad de lo que ofrezco. Porque no puedo pretender que todo el mundo comparta mis creencias. De hecho, no suele ser lo habitual. Hay personas a las que no les importa acumular deudas pendientes, no devolver la atención recibida o tener el tejado lleno de pelotas y no sienten que estén haciendo nada malo por no responder a lo que se espera de ellos. Personas intermitentes, alérgicas al compromiso, maestros del desapego que lo mismo te dan que te lo quitan, con la crueldad que se arrebata un juguete a un niño pequeño, y a las que aún te empeñas en pedir lo que no pueden ofrecer, pues no lo poseen. Y te tienes que morder las ganas para no estropearlo más. No pides, pero esperas, no exiges pero confías, no les recriminas su inconsistencia y volatilidad porque en el fondo sabes que no es culpa suya, sino, una vez más, de tus ridículas e infundadas expectativas, que te llevan siempre por el camino de la decepción y la derrota.


 

martes, diciembre 12, 2023

 A veces creo que me muerdo la lengua demasiado, probablemente mucho más de lo aconsejable, tratando tal vez de convencerme de que lo que no se dice no existe, intentando evitar hacer daño a alguien o sobre todo a mí mismo. Temes que tus palabras se malinterpreten, que desconfíen de tus intenciones, que te juzguen sin conocer la verdad completa. Piensas “mejor me callo”, “mejor no digo lo que pienso”, “ya se me pasará”, “prefiero comerme esto yo solito”. Todas esas ocasiones en que cuento hasta mil porque ya metí la pata demasiadas veces por no saber callarme la boca a tiempo, aunque me ardan las entrañas, aunque tenga ganas de gritar y proclamar la verdad desnuda a pecho descubierto, aunque desee publicar en todas las redes lo que me pasa para que todo el mundo lo sepa, me compadezca y me ofrezca su apoyo incondicional. Pero sé que es inútil, que no lo harán, que a nadie le importa lo que yo haga, que a nadie le importa lo que yo diga, que solo critican por aburrimiento, envidia o costumbre, pero ni siquiera les interesa y en el fondo les da completamente igual lo que me pase. Pero a veces pienso que esa no es la mejor estrategia, que el silencio no es refugio sino prisión, que no te protege sino te aísla y que probablemente esté perdiéndome muchas cosas buenas por no atreverme, a decir lo que pienso, por morderme la lengua demasiado, por no arriesgarme a perder lo poco o mucho que tengo, por no saber dar a tiempo una opinión, una queja, una palabra cariñosa, un elogio o un beso.


sábado, diciembre 09, 2023

Es lícito rendirse, bajar los brazos, estar cansado, hartarse incluso diría, evitar enfrentarse cada día a gigantes de viento, dejar de luchar contra ti mismo. Elogiamos el esfuerzo, la perseverancia, el empeño máximo a pesar de la improbabilidad de alcanzar la meta, pero a veces lo más sensato es renunciar y dejar de dilapidar tus ganas en batallas perdidas que nada consiguen. No se trata de cobardía, pereza o desidia, sino tan solo de jugar bien tus cartas sin pretensiones infundadas, porque ser valiente también es cuestión de suerte. Estoy harto de injusticias y desprecios, de mentiras impúdicas y emperadores desnudos aclamados por multitudes ciegas, harto de predicar en el desierto, de triunfos inmerecidos y derrotas vergonzosas. ¿Quiero eso decie que me he rendido? No sé, tal vez solo estoy buscando una coartada para hacerlo sin mala conciencia ni tener que pedir perdón por ello.


 

 

viernes, diciembre 08, 2023

Escucho tus silencios con tanta o más atención que tus palabras, sé cuándo debo pasar página o correr un tupido velo, esquivo los charcos con agilidad y eludo terrenos pantanosos, cambio rápidamente de conversación si esta toma un rumbo indeseado y callo cuando sé que mi opinión puede hacerte daño. Hay cosas que no digo para no resultar desagradable y verdades que nadie me ha pedido que guardo bajo llave. Prefiero en cambio buscar puntos de encuentro, centrarme en lo que nos une y obviar lo que nos separa, porque conozco la dificultad para construir algo sólido y con qué facilidad se puede derribar el edificio más alto. No tengo ninguna necesidad de que pienses lo mismo que yo y no voy a trata de convencerte de nada. Es precisamente la diferencia lo que me atrae, aquello que nos hace distintos y a la vez complementarios, no busco que me den la razón ni me doren la píldora, no quiero venderte nada, porque sé que esa es la única manera de evitar que todo esto acabe.


 

jueves, diciembre 07, 2023

Cada día invento excusas nuevas para resistir ante el vacío que me asedia. Busco instantes de luz que hagan asumible lo vulgar, invento espejismos pueriles consciente de su mentira. Son momentos fugaces, apenas unos segundos, que recargan mis baterías durante unas cuantas horas, aunque no siempre lo suficiente. Unas palabras amables, un breve encuentro, una mirada furtiva entre cuerpos pasajeros, una puerta que se abre, una mensaje en la noche, una posibilidad, un abismo al que asomarse, una promesa dudosa que con el tiempo habré de añadir a mi nutrida colección de decepciones. Sé que no es gran cosa, que nada de eso justifica mi euforia, que todo es, en mayor o menor medida, ruido, máscara y simulación, pero a falta de algo más auténtico, me aferro con fervor a todas esas dulces mentiras que hacen más soportable el fracaso reiterado de mis días perdidos.


 

 

miércoles, diciembre 06, 2023

Yo soy aquel que hace una tragedia de una mala mirada, el que celebra una oportunidad como el mayor de los triunfos, el que se desespera ante un gesto contrariado, el que es feliz con el más mínimo elogio, el que llora por las esquinas por una ocasión perdida, aquel al que una sola palabra sana y la siguiente condena. Yo soy el día y la noche cada pocas horas, la comedia hilarante o el drama más profundo, la risa o el llanto, a menudo la tempestad, casi nunca la calma. Yo soy quien te odia y ama a ratos casi iguales, pero siempre con todas mis ganas, el que se hunde en la miseria tras un leve tropiezo y alza el vuelo si acierta, aunque solo sea de casualidad. No conozco la virtud ni el equilibrio, no me hallarás nunca en el centro, no acepto medias verdades ni medias tintas, me lo juego siempre todo al rojo o al negro, detesto la escala de grises, muestro todas mis cartas y no me guardo ningún as en la manga, vivo siempre en los extremos, en el ático o en el sótano, estaré contigo o contra ti, pero nunca seré indiferente a tus actos. Te daré todo lo que tengo o ni siquiera la hora, mi vida será paraíso o infierno, no creo en el purgatorio. Así que ten cuidado con lo que vayas a decir, pues tus palabras pueden suponer mi salvación o mi eterna condena, el dolor más agudo o la gloria absoluta, porque no es verdad que no me importe, aunque pretenda fingirlo torpemente. Nada da igual, todo deja su impronta, por más que te empeñes en repetir que, algún día, también esto pasará.


 

 

martes, diciembre 05, 2023

No tengo claro cuáles fueron mis aciertos y mis errores. Conozco el lugar adonde me han llevado mis decisiones, aunque en la mayoría de las ocasiones la elección no dependiera de mí, pero ignoro dónde estaría en caso de, en algún momento, haber tomado la opción contraria a la que escogí. Preferimos pensar que fue el destino quien nos condujo hasta aquí, que al fin y al cabo el resultado no está nada mal, y que todos los sinsabores han merecido la pena. Nos da miedo dudar, imaginar una realidad distinta, soñar un destino más fructífero y pleno, porque eso tal vez excluiría muchas de las personas y las cosas que nos hacen la vida más fácil y a las que no estamos dispuestos a renunciar. No nos conviene asomarnos al abismo de la duda, es mejor conformarse con lo obtenido, pero a veces me resultaba inevitable pensar qué habría sido de mi vida si hubiese elegido aquel camino que no me atreví o no me dejaron tomar.


 

lunes, diciembre 04, 2023

Como a todos, me duele demasiado recordar las traiciones de las que fui víctima en el pasado, sobre todo por parte de aquellos a quienes consideraba algo mío. Tengo todo tipo de reproches para quienes no estuvieron cuando tanto los necesité, me hierve la sangre cada vez que pienso en ellos, por lo que procuro no frecuentar su recuerdo y no estaría dispuesto a darles una segunda oportunidad. Pero he de reconocer que yo también he fallado a mucha gente de un modo más o menos grave, incluso a aquellos a quienes quise y sentí cercanos y juré que nunca haría daño, por lo que no me atrevo a tirar la primera piedra ni tan siquiera la última. No tengo ningún derecho a acusar a nadie de crímenes que también yo he cometido, pues tengo el armario repleto de cadáveres. Sin duda no soy ningún ejemplo ni modelo a seguir, no estoy orgulloso de mi pasado, reconozco mis errores y pago mis deudas puntualmente. Nadie está libre de culpa por más que lo pretenda, todos somos el malo en la película de alguien, aunque a veces ni siquiera lo sepamos o no seamos conscientes de la gravedad de nuestros pecados. Todos lo hacemos o lo haremos tarde o temprano. Dicen que hay dos tipos de amigos, los que sabemos cuándo nos van a fallar y los que no sabemos cuando lo harán. Por eso trato de ser indulgente con los errores ajenos y me afano en perdonar a mis “queridos traidores” como también me gustaría que lo hicieran conmigo, aunque me cueste mucho perdonarme a mí mismo. Por eso quiero pedirte perdón por adelantado, porque sé que algún día llamarás y yo ya me habré marchado.


 

 

domingo, diciembre 03, 2023

De repente, todo parece ir demasiado deprisa. No sé en qué momento empezó. Siento que he perdido el control de lo que pasa en mi vida, que en realidad nunca lo tuve, pero al menos mantenía la ilusión de poder hacerlo. El caso es que tengo la sensación de que el tiempo se me escapa en blanco. Miro al calendario con desconfianza e incredulidad, pensando quién me ha robado tantos meses que han pasado por mí sin pena, gloria ni rechazo. No puede ser, me digo, si ayer mismo era verano, enero o 2010, pero de nuevo soy yo quien está equivocado y me doy cuenta de que de casi todas las cosas que importan hace más de veinte años, de lo bueno, lo malo y lo regular, y desde aquí no consigo distinguir unas de otras. Y sin embargo, no he aprendido nada, no he logrado alcanzar la serenidad que suponía poseería a estas alturas, no he añadido experiencia a los años, tal vez, tan solo, hay cosas (la mayoría) que me importan mucho menos y, a fuerza de costumbre, encajo un poco mejor las decepciones. Pero pasan los días a toda velocidad sin dejar rastro y no se adivina en el horizonte nada que pueda alterar esta rauda sucesión de horas huecas que tanto vértigo y temor me produce y no sé cómo escapar de esta espiral implacable de la que nadie me puede salvar.