Nada perturba esta calma plena flotando sobre recuerdos desgastados. Has superado cada ausencia, cada fracaso, después de tantas renuncias y esfuerzo no salió mal la jugada, no lamentas, no añoras, no ansías, todas las expectativas fueron cumplidas superando tus carencias, y en esta asfixiante tarde de verano valoras lo que quedó atrás: cuerpos abandonados, pérdidas reparables, nunca has dudado, siempre tuviste una respuesta, ninguna pregunta más en el aire, nunca flaqueó tu firmeza, y entonces surge la duda como un incómodo invitado inesperado, un eco repetido en tu conciencia, después de todo te preguntas si habrá merecido la pena.
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