Nuestras limitaciones nos hacen mejores. Preocupados por la imposibilidad de lograr lo que para otros es sencillo, nos esforzamos en desarrollar cualidades que ni siquiera sabíamos que poseíamos y eso sin duda nos convierte en mejores personas, capaces de rebasar nuestros propios límites supliendo nuestras carencias con habilidades alternativas que para la mayoría son inaccesibles. La dificultad nos estimula, nos empuja a seguir avanzando, nos hace crecer. Por eso no te lamentes de tus fracasos, no te quejes por tu mala fortuna que te impide alcanzar tus metas, no reniegues de tus defectos, pues no son más que posibilidades que se te ofrecen para superar nuevos retos y nos obligan a salir de este lugar confortable en el que tan plácidamente nos hemos instalado y donde no hallarás recompensa.
miércoles, agosto 16, 2017
martes, agosto 15, 2017
Si triste es presumir de lo que has hecho, es ridículo alardear de lo que vas a hacer. Cada día me encuentro con gente que dice que tienen en mente un gran proyecto cuyos detalles no solicitados no dudan en explicar a cuantos encuentran en su camino, pero que pasado un tiempo aún ni siquiera han comenzado y finalmente abandonan su plan para siempre o lo postergan indefinidamente sin molestarse en explicar las razones de su fracaso a quienes importunó con sus intenciones. Por eso, si me ves por ahí, no me cuentes lo que vas a hacer, si crees poder conseguirlo y, una vez alcanzados tus objetivos, consideras que merece la pena mostarlo a los demás, entonces, como decía aquel eslogan publicitario, simplemente hazlo, y deja que tus actos hablen por ti.
sábado, agosto 05, 2017
En la vida hay que elegir entre dos vías: el camino corto es más
seguro y llega pronto a su final, el camino largo lleva mucho tiempo
y es imprevisible. El camino corto está más transitado, por lo que
es fácil recorrerlo en abundante compañía que lo hace suave y
ameno, mientras que el camino largo se recorre en solitario y se
convierte en un tedioso y duro trayecto. El camino corto te permite
ver la meta y no requiere mucho esfuerzo, asegurándote gozar pronto de
los placeres del triunfo. El camino largo te hace dudar a cada paso,
incapaz de divisar el final, hasta desconfiar de que exista. A veces
encuentras a alguien que te acompaña durante un tramo o simplemente
te saluda y os reconocéis como corredores de fondo que saben del
sacrificio ajeno, pero enseguida os alejáis de nuevo. Casi todos los
que emprenden el camino corto alcanzan la meta, mientras que son muy
pocos lo que llegan a culminar el camino largo. No sé por qué
siempre me empeño en hacer lo más difícil sin que nadie me lo
pida, en plantearme retos complicados que quizás no estén a mi
alcance y en los que me juego la vida, pero si alguna vez llego al
final, no me importará la recompensa, pues me bastará con la
satisfacción de haberlo conseguido.
jueves, agosto 03, 2017
Tenemos la costumbre de menospreciar los logros ajenos, pensar que
lo que otro hace no tiene nada de extraordinario y que nosotros
podríamos hacerlo mucho mejor, aunque a él conseguirlo le haya
costado toda una vida de esfuerzo y sacrificio y tú no hayas
dedicado un solo minuto a esa labor. Cuanto más cercana es la
persona, mayor es el desprecio. Desconfiamos de que alguien con quien
compartimos circunstancias y posibilidades pueda llegar a triunfar en
algo, mientras nos dedicamos a perder el tiempo quitándole todo
mérito a sus obras. Y si a pesar de todo obtiene el reconocimiento
ajeno, lo achacamos a la casualidad o al engaño. Pero esa actitud a
quien más daño hace es a nosotros mismos, por eso nunca estaremos
satisfechos hasta que admitamos que no somos mejores que nadie.