Preferiría no hacerlo, no ceder al chantaje cotidiano de los días lectivos, no acoger recuerdos nocivos en mi cuerpo, mirar de frente al enemigo sin bajar la cabeza a su paso, salir desnudo a la calle sin complejos, saltar sin temor desde las cimas del recuerdo, alzar el vuelo sobre el fracaso inminente, no tener que ocultar mis miedos y torpezas entre miradas de desprecio, no mentir siquiera por la espalda con forzadas apariencias que detesto, no tener que esconder mis vergüenzas, no creer ciegamente lo que me cuentan, enterrar las excusas bajo montañas de lodo, no entregar al olvido las llaves del deseo, no enredarme entre las dudas del amanecer, no asumir las razones del vencedor que no admiten réplica, no buscar respuestas que no sacian, no engañarme con promesas lejanas. Preferiría, si pudiera elegir, no tener que hacerlo de nuevo, una y otra vez sin descanso, pero es el único modo que conozco de sobrevivir sereno en mitad de la tormenta.
2 comentarios:
Impasible, y quieto.....
Si no estás haciendo nada malo, no disímiles, los otros son los que tienen que pasar esa etapa y dejarte ser tú. Me gusta lo que escribes y me veo reflejado en lo que cuentas, en este momento, asomarme aquí, muchos días, es como mirarme al espejo.
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