Procuro ante todo no hacer daño. Evito inmiscuirme en asuntos ajenos y provocar el rechazo de quien no toma mi mano. Pienso siempre en los efectos de mis actos y mido mis palabras por si pudieran ofender a alguien. Reviso mis pasos en busca del error ingenuo que pudo iniciar el caos y pido perdón por adelantado. Hay ocasiones en las que no nos damos cuenta y sin embargo herimos, dardos lanzados sin intención que escapan de nuestro control y van a parar al lugar equivocado. Sé que es difícil valorar las posibles consecuencias de cada gesto, pero debes saber que si te ofendí fue sin saberlo y que nunca pretendí hacerte sufrir, es lo último que haría, pues conozco el dolor que se siente cuando a mí me lo han hecho.
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