Siempre hay una salida alternativa. Aunque trates de calmar tu conciencia convenciéndote de que hiciste lo único que podías hacer, en el fondo sabes que no es cierto. Tal vez sea lo más cómodo y no te apetezcan más complicaciones, pero es nuestra obligación encontrar el modo de conjugar realidad y deseo para alcanzar la compenetración perfecta que nos permita aceptar las normas sin renunciar a lo que queremos. Siempre queda más remedio. Aunque nadie lo haya hecho antes, puedes encontrar una nueva vía que abra posibilidades inexploradas, porque solo de ese modo conseguirás el éxito. Pero eso puede resultar fatigoso y exige un esfuerzo añadido que tal vez no estés dispuesto a realizar y prefieras a cambio sacrificar tus ganas a cambio de un poco de impostada calma.
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