No necesito la gloria del triunfo ni el gozar el placer de lo exclusivo. Son mis propósitos modestos y pequeños mis deseos. No busco tesoros escondidos en alguna isla desierta cuya localización ignoro ni conozco la alegría de cruzar la meta el primero. No me preocupa tener miles de seguidores cuyo rostro nunca he visto ni ganar mucho dinero para comprarme cosas que en realidad no quiero. Sé que no llegaré muy lejos con mis escasas dotes y mi poca fortuna. No ocuparé las portadas ni encabezaré las listas de nada, si acaso la de fracasos y decepciones. No tendré el privilegio de hacer siempre lo que quiera y levantarme cuando me dé la gana. No trato de convencer a nadie de lo que debe hacer/pensar/decir/creer... tal vez soñar, pues no trato siquiera de convencerme a mí mismo. No busco el halago fácil ni provocar la polémica que llame la atención de la gente. No es ese mi objetivo, lo que me mueve cada día a improvisar estas letras desaliñadas robándole tiempo a la vida, porque nada de eso es lo que quiero. Nada de eso me motiva. Solo una palabra tuya.
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