jueves, diciembre 26, 2002

Murió Hierro y la poesía está hoy huérfana, las palabras visten de luto y el mundo es un poco más feo.
Los grandes poetas son aquellos que nos hablan siempre de nosotros mismos, sea cual sea tu situación encuentras en ellos un verso que habla de ti.
Lo hace también del amnésico, gracias a él sé que “He de recuperar la realidad / en la que yo no sea intruso”, él sabía cómo me siento, “como si alguien hubiese antes vivido la vida que lleváis en vuestros cuerpos”, y me veo reflejado cuando escribe “Yo estoy con el olvido cara a cara luchando”, esta lucha cotidiana en la que lamento lo perdido pero lo acepto, porque sé que no hay futuro sin olvido.
Y conoce lo que ocurre cuando pienso en ti: “Yo sé que te he querido mucho, pero no recuerdo quién eres”.
No me gustan esos homenajes que se hacen cuando alguien muere, llenos de palabrería vana y boato, yo le rindo mi propio homenaje releyendo sus versos esta noche y haciéndolos míos, porque sus palabras son ya de todos.
Sólo quiero darle las gracias por haber escrito las palabras que yo necesitaba, por haberme dado de beber cuando tenía sed y haberme provocado sed cuando no la había. Tú también puedes buscar en su obra ese verso que parece haber sido escrito sólo para ti.
Murió Hierro y ya es inmortal.

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