sábado, marzo 31, 2018

He aprendido a mentir sin sonrojarme, a hacer promesas que no pienso cumplir, a actuar despreocupadamente sin importarme lo que pueda herir a los demás. Ahora soy capaz de decir cosas que no pienso, de fingir que me importa lo que me cuentan cuando en realidad no me interesa lo más mínimo. Ya no me siento mal si falto a mi palabra, si traiciono la confianza ajena y abandono con desdén a quienes me acogieron con los brazos abiertos. Ahora puedo buscar siempre mi conveniencia sin remordimientos y decir si te he visto no me he acuerdo. He descubierto facetas mías que desconocía y que me han ayudado a seguir adelante. No, no estoy orgulloso de tan dudosos logros, pero al menos he conseguido minimizar los daños y no dejar que nada me afecte demasiado. Vaya, al final parece que todo esto me ha servido para algo.

viernes, marzo 30, 2018

Mi infancia es un Cristo muriendo en la madrugada y un tambor seco estremeciéndome en mitad del silencio. Tardes de ilusión de jueves santo, túnicas negras y cirios, emoción y nervios. Todo lo que intentaste trasmitirme en vano. Son estos días en los que más me acuerdo de ti, cada vez que miro a tu Cristo y pienso en los errores que ambos cometimos. Sé que te habría gustado que siguiera tus pasos, que mi fe fuera tan firme como la tuya y que he traicionado tu legado, inmerso en mis múltiples contradicciones. Por eso te pido perdón, aunque no crea que puedas escucharme, e intento expiar mis pecados haciendo que ellos continúen lo que yo no supe, para que tu recuerdo no desaparezca.

jueves, marzo 29, 2018

Habíamos huido del bullicio y las miradas, como si sintiéramos que alguien nos acusaba, acuciados por pasiones más terrenas descendimos a regiones del deseo y allí, lejos de cirios y redobles, cumplimos nuestra particular penitencia, unimos el deseo que comienza en los labios, olvidando sentirnos culpables por ello. No era aquello lo correcto, es posible, pero qué culpa tuvimos entonces si el día que algún dios eligió para morir no elegimos nosotros enamorarnos.

miércoles, marzo 28, 2018

Me resulta increíble comprobar cómo, a pesar de todos mis fracasos, el resultado ha sido bastante satisfactorio. Debe ser que estaba equivocado, que ninguno de esos propósitos que acabaron derrumbándose eran de verdad lo que debía hacer y que mis deseos estaban casi siempre equivocados. Acostumbro a tomar malas decisiones, pero por fortuna todo acaba solucionándose y encajando como un puzzle en apariencia imposible o te acostumbras hasta encontrarle el gusto a lo que haces y valorar lo que tienes. Sí, es cierto, dulces son los frutos de la adversidad, por eso no tengo miedo a nuevos fracasos, porque sé que el resultado no será tan malo como creía, sino una ocasión para reajustar los cálculos y reformular mis deseos de un modo más realista que me conduzca hacia un lugar sereno, alejado de la frustración por no conseguir sueños errados.

martes, marzo 27, 2018

Evito preguntarme acerca del sentido, y mucho menos de la utilidad o conveniencia, de mis actos. A menudo, mis alumnos me preguntan para qué sirve estudiar tal o cual cosa, pero no admito esa clase de planteamientos tramposos y falaces. Si cayera en esa trampa sería incapaz de mover un solo dedo a partir de ese instante. La indecisión me paralizaría por completo y no me sería posible tomar la, en apariencia, más sencilla de las decisiones, impotente para elegir una opción descartando el resto de posibilidades. Así que tan solo me dejo llevar por mis intuciones dentro del estrecho margen que las imposiciones externas conceden, feliz de poder seguir un camino trazado en el que no cabe la duda. Simplemente hago lo que debo o lo que yo creo que debo hacer, pero no me preguntes el motivo, pues ni lo sé ni me importa.

lunes, marzo 26, 2018

A nadie le importa saber lo que te ha costado llegar hasta ahí, sino tan solo el resultado. No te preguntarán cómo lo hiciste si no les gusta, si no envidian más bien, lo que ven, y en ese caso lo harán nada más que para imitar tu proceso e intentar alcanzar ellos también el éxito que tú has logrado. No el cómo sino el qué. No importa el mérito ni el esfuerzo, va todo al ganador. Si consigues tu meta todos te felicitarán. Si fracasas, nadie se interesará por ti, no habrá una mano amiga que te ayude a levantarte. Pero no te preocupes por eso, la recompensa para ti no debe ser la medalla sino la satisfacción por el esfuerzo realizado. En realidad el vencedor no es el que sale en la foto, sino el que sabe que ha hecho lo que debía hacer y siente que nadie le podrá reprochar nunca no haberlo intentado. Por eso no me preocupa volver a fracasar, lo he hecho muchas veces, si en el camino he puesto lo mejor de mí, pues con eso tengo recompensa más que suficiente.

domingo, marzo 25, 2018

Siempre hay una salida alternativa. Aunque trates de calmar tu conciencia convenciéndote de que hiciste lo único que podías hacer, en el fondo sabes que no es cierto. Tal vez sea lo más cómodo y no te apetezcan más complicaciones, pero es nuestra obligación encontrar el modo de conjugar realidad y deseo para alcanzar la compenetración perfecta que nos permita aceptar las normas sin renunciar a lo que queremos. Siempre queda más remedio. Aunque nadie lo haya hecho antes, puedes encontrar una nueva vía que abra posibilidades inexploradas, porque solo de ese modo conseguirás el éxito. Pero eso puede resultar fatigoso y exige un esfuerzo añadido que tal vez no estés dispuesto a realizar y prefieras a cambio sacrificar tus ganas a cambio de un poco de impostada calma.

sábado, marzo 24, 2018

Todo mejora cuando no esperas nada. Cansado de ver defraudadas una y otra vez mis expectativas, he renunciado a la esperanza. Apóstata de la fe en el ser humano, puedo afirmar con certeza que mis deseos nunca serán satisfechos. A partir de ahí solo pueden llegar buenas noticias y me sorprende cuando alguien ofrece algo sin pedir nada a cambio. Celebro un gesto de complicidad furtivo o unas palabras generosas de ánimo y si obtengo un nuevo rechazo no lamento más mi mala suerte, pues nunca confié en obtener el triunfo. No es que no aprecie los buenos momentos y los días de sol tras la tormenta, es que ya no exijo que se cumplan mis sueños y eso me da una enorme tranquilidad para disfrutar mejor de lo conseguido.

viernes, marzo 23, 2018

Compruebo con frecuencia cómo libros que leí hace tiempo y de los que guardaba un grato recuerdo desmerecen la idea que me había formado de ellos. Experimento una gran decepción al constatar los graves defectos y carencias que entonces no supe ver y ahora se muestran evidentes ante mis desencantados ojos, con lo que mi consideración hacia ellos se derrumba por completo. Es así que mis lecturas de adolescencia y juventud no responden en absoluto a la imagen que tenía de ellos y no satisfacen lo más mínimo mis preferencias actuales. Tal vez me haya vuelto demasiado exigente y me fije en detalles a los que antes no daba importancia. Es por eso que me cuesta tanto encontrar nuevas lecturas que sean de mi agrado. A estas alturas supongo que ya sabes que no estoy hablando de libros.

jueves, marzo 22, 2018

Al contrario que la mayoría, no trato de integrarme, rehúyo compañías no deseadas, no busco parecerme a nadie y cultivo la diferencia como identidad. Hago siempre mi propio camino, me alejo de senderos demasiado transitados y disfruto alejado del ruido. A veces es difícil, lo confieso, dan ganas de renunciar y someterse a la dictadura de lo normal ahogando mis propios deseos, cansado de soportar miradas de reproche y palabras condescendientes. Pero no quiero tu compasión, no me importa lo que pienses, no te lo he preguntado, por eso ahórrate tus críticas y guarda para ti esos consejos a los que tan infiel eres, porque, aunque no cuente con tu aprobación y te parezca una locura o una estupidez, voy a seguir haciendo lo me de dé la gana.

viernes, marzo 16, 2018

Podemos intentar borrar las huellas, pero lo hecho siempre estará ahí, como un testigo incómodo escondido a la vuelta de la esquina para hacernos pagar las consecuencias en el momento más inesperado. Podemos intentar cortar todos los lazos que nos unen al pasado, pero no podemos eliminarlo como si nunca hubiera sucedido. Podemos negar tres veces antes de que cante el gallo, pero no por eso conseguiremos que nuestras mentiras se conviertan en verdad. Sí, a mí también me gustaría hacer desaparecer muchas de las cosas que hice o dije, me gustaría despertar mañana y que nada de eso fuera cierto, arrancar las hojas del calendario para volver atrás indemne, no tener que padecer la resaca por los excesos cometidos. Me gustaría ocultar con engaños la realidad más evidente, negar la mayor sin pudor, tapar el sol con tan solo un dedo, eliminar todo rastro para no ser descubierto, evitar la desconfianza de aquellos a quienes mentí, manipulé o utilicé sin rubor, devolver las treinta sucias monedas con que fui pagado como si así pudiera borrar mi traición, pero nada de eso es posible. Es el precio que habré de pagar por mis errores y que me hará vivir con el miedo constante a ser delatado, porque todo tiene sus efectos. Sí, efectivamente: Acción.. Reacción... Repercusión....

jueves, marzo 15, 2018

Es fácil olvidar. Estamos acostumbrados a hacerlo cada día. Creemos que no podremos superar nunca este momento fatídico en el que nos hundimos sin solución y en poco tiempo nos sorprendemos siendo incapaces de recordar nombres, rostros, lugares que tanto significaron para nosotros. Por mal que lo hayamos pasado, siempre triunfa el olvido. Las heridas cicatrizan, incluso las más hondas, aprendemos a caminar de nuevo, inventamos una forma diferente de estar en el mundo, descubriendo cosas en las que no habíamos reparado y que estaban ahí desde siempre y acabamos enterrando para siempre aquello que tanto necesitamos en el pasado. Es así de sencillo, y también de triste. Nada perdura en la memoria. Ya no digo nunca “siempre recordaré esto”, porque sé que es mentira. No confío en mi memoria, pues todos somos amnésicos, y mañana, cuando recordemos estos días de amarga tristeza o los instantes de gloria vividos, nada se removerá en nuestro interior, pues habrá dejado de tener ningún valor. Sí, es facil olvidar, pero no es justo.

jueves, marzo 08, 2018

Intentar lo imposible es una obligación. No hay nada como el dulce sabor del fracaso cuando la rutina invade tu vida sin posibilidad de escape. No preguntamos si podemos hacerlo, no llamamos a la puerta antes de entrar, no pedimos permiso para coger lo que queremos. Simplemente lo hacemos y después pagamos las consecuencias. No nos importa perder, ¿no dicen que lo importante es participar? Pues eso, que no necesitamos vencer para sentirnos bien, despreciamos la victoria y miramos con recelo al ganador, pues no saben realmente en qué consiste el triunfo. Quien nunca perdió, no sabe lo que ganó, quien no vio cómo le arrebataban de entre las manos aquello que más deseaba no aprecia su importancia. Solo cuando lo echas de menos conoces el valor de lo perdido. Por eso sigo intentándolo cada día, porque sé que a veces sucede lo imposible.

miércoles, marzo 07, 2018

No descuides tus afectos, porque algún día los necesitarás. Pero tampoco vayas a lo loco en busca de cualquier compañía. Rodéate de quienes acepten tus fallos, quienes perdonen tus faltas y valoren tus aciertos. Son ellos quienes estarán a tu lado cuando todo se hunda. Puede que, empujado por las prisas y la urgencia diaria, te olvides de lo que de verdad importa. Cultiva cada día el terreno fértil, abónalo, riégalo, elimina las malas hierbas y abandona para siempre aquel donde nada crece. Lo importante no es el número, sino escoger bien. Una vez que lo tengas claro, dedícales tu tiempo, entrégales más de lo que recibes. Solo así obtendrás la recompensa y hallarás una mano firme cuando más lo necesites. Porque aunque no lo creas, llegará un momento en que te hagan falta.

martes, marzo 06, 2018

Procuro ante todo no hacer daño. Evito inmiscuirme en asuntos ajenos y provocar el rechazo de quien no toma mi mano. Pienso siempre en los efectos de mis actos y mido mis palabras por si pudieran ofender a alguien. Reviso mis pasos en busca del error ingenuo que pudo iniciar el caos y pido perdón por adelantado. Hay ocasiones en las que no nos damos cuenta y sin embargo herimos, dardos lanzados sin intención que escapan de nuestro control y van a parar al lugar equivocado. Sé que es difícil valorar las posibles consecuencias de cada gesto, pero debes saber que si te ofendí fue sin saberlo y que nunca pretendí hacerte sufrir, es lo último que haría, pues conozco el dolor que se siente cuando a mí me lo han hecho.

lunes, marzo 05, 2018

Nunca hay que despreciar al enemigo. Por más que nos sintamos superiores y creamos que nada de lo que nos haga puede herirnos, no descartes jamás la derrota. Espera siempre lo mejor, pero prepárate para lo peor, porque cualquier cosa es posible, incluso lo que nunca has imaginado. Aunque le hayas vencido antes mil veces, aunque creas conocer todas sus artimañas, aunque lo veas arrodillarse y a punto de entregar sus armas, no te confíes, no des la partida por ganada, no levantes los brazos hasta cruzar la línea de meta ni imagines cómo disfrutrarás tu victoria, no dediques ni un solo segundo a celebrar lo logrado, pues sin duda algún día volverá para tomarse la revancha. Por eso nunca le infravalores. Sobre todo cuando tu enemigo eres tú mismo.

domingo, marzo 04, 2018

Llega un momento en que no te conformas con escuchar en silencio lo que otros dicen, sino que quieres fomar parte de la conversación. Después de mucho tiempo soportando pacientemente a predicadores, salvadores de la patria, visionarios y expertos en todo, te atreves a levantar la voz para defender tu propia visión de las cosas, pues te das cuenta de que nadie sabe nada y que todos aquellos discursos y lecciones que recibías no son más ciertas que tus propias conjeturas. Porque no puedes quedarte toda la vida callado esperando que actúen los demás, tomando decisiones que afectan a tu vida sin ni siquiera escucharte. Así que levántate de tu sillón en el que tan cómodamente te has instalado y alza la voz para que todos escuchen lo que tienes que decir, porque nadie va a venir a tu casa a pedirte tu opinión, pues a nadie le importa lo más mínimo.

sábado, marzo 03, 2018

Es fácil pedir paciencia cuando no te va nada en ello. Dejar pasar el tiempo sin angustia solo es posible para quien no se juega nada. No hay prisa para quien no le importa el resultado. Pero si te juegas la vida en ello, si te come el deseo por dentro, si te arden las entrañas, no puedes simplemente sentarte a esperar a que pase algo sin ni siquiera saber si eso ocurrirá algún día. No puedes pedir paciencia a quien depende de la decisión final para poder seguir con su vida.

viernes, marzo 02, 2018

Todo pierde su sentido cuando intentas explicarlo. No hace falta justificar por qué hacemos lo que hacemos, no tenemos que rendir cuentas a nadie, eso solo sirve para complicar más las cosas. No todo debe tener una explicación racional. No es necesario ser sensato todo el tiempo. A veces es mejor no hacerse preguntas, no intentar aclarar los hechos. No busco un propósito a todo lo que hago, ni mucho menos a lo que hacen los demás. No medito hasta el final las consecuencias de mis palabras y renuncio a encontrar un sentido para cada cosa, no tengo razones que avalen mis actos ni respuestas para todas las preguntas, no trato de engañarme con ficciones embaucadoras, no me acojo a ninguna fe que otorgue el consuelo y elimine las dudas aun a costa de negar mis impulsos. Si todo lo que haces responde a algún motivo, es que algo estás haciendo mal.

jueves, marzo 01, 2018

No tienes por qué mentir para quedar bien conmigo. De nada sirve ya, pues tus acciones dicen todo lo que tus palabras intentan en vano negar. Conozco tus intenciones aunque intentes ocultarlas. No necesitas fingir una consideración hacia mí que no demuestras. No soy tan ingenuo. No quiero tu compasión ni que pretendas una cortesía que solo oculta tu cobardía para decirme a la cara lo que piensas. Por eso prefiero que me digas la verdad aunque creas que puede doler, porque nada me duele más que tus mentiras.