martes, mayo 22, 2007

Envidio a quienes tienen las cosas claras, quienes no dudan de sus convicciones, no titubean al argumentar ni dan nunca un paso atrás. Envidio a quienes siempre están seguros de lo que se hacen, quienes saben hacer lo correcto, consideran vulgar equivocarse y rectificar cosa de necios. Quienes pontifican en plazas públicas, pregonan la verdad a cualquier hora y perdonan la vida a quienes cometemos el error de no escucharles. Me gustaría poder estar convencido de lo que pienso hasta tal punto de que nada pudiera remover lo más mínimo mis ideas, no necesitaría así dar explicaciones a nadie pues sabría siempre que estoy en lo cierto. Convencería a la gente sin dejarme convencer, no me dejaría llevar, manipular ni engañar, seguro de que nadie podría ofrecerme nada mejor que lo que tengo. Yo, sin embargo, me suelo perder en pensamientos contradictorios, movido por impulsos opuestos puede que hoy vea negro lo que ayer era azul claro, y no estoy muy seguro de nada de lo que digo o hago, por lo que me cuesta muchísimo tomar cualquier decisión por pequeña que parezca. Por eso envidio a quienes pueden hablar en voz alta sin que la conciencia les interrumpa para matizar, a quienes ni por un momento se han parado a pensar ¿y si todo esto no fuera como yo creo?

miércoles, mayo 16, 2007

Cuando las victorias acostumbran con tanta frecuencia a pasar lejos de casa que ya has dejado de desearlas con convicción, cualquier pequeño logro supone algo importante. Puede que algunos desdeñen mis triunfos y miren con una sonrisa burlona mis supuestas hazañas, tal vez yo también lo hubiera hecho en otro momento, pero ahora no estoy en condición de despreciar nada, así que cuando por una vez pudimos celebrar algo me emocioné como si hubiera marcado el gol decisivo en una final, y aunque no me guste presumir de nada y me enrojezcan los reconocimientos, esta vez me debía a mí mismo un homenaje, reivindicarme ante quienes dudaron de mí o directamente me cuestionaron. Siempre habrá quién venga a colgarse la medalla que no le pertenece, quien quiera arrebatarte tus cinco minutos de gloria, hay que convivir con ello, pero lo que más me reconforta es ver la rabia de quienes corrieron a pisotearme y ahora se esconden esquivando la mirada.

jueves, mayo 03, 2007

No nos gusta pensar que casi todo lo que somos es fruto de la casualidad. Preferimos creer que hay algo que nos ha hecho estar aquí y ahora justo de este modo y en estas circunstancias, pensar que sólo lo que ocurre es posible y que todo lo que no fue no tenía razón de ser. Tu trabajo, tus amigos, tu familia, tus aficiones, tu forma de ver las cosas y hasta tu peinado, todo eso que te hace tal y como eres es tan sólo el resultado del azar. Sin embargo, a mí me gusta pensar en esto cuando me siento mal por cualquier motivo, y me reconforta saber que no tenemos la culpa de nada.

miércoles, mayo 02, 2007

Habrá que resignarse a pensar que las cosas que nunca pensamos que fueran a terminar también tienen un final y seguramente mucho antes de lo que esperaríamos. Y es que no se puede apostar todo tu capital al mismo número pues es muy probable que te quedes sin nada y con cara de tonto. Habíamos luchado por conseguir algo, renunciando a muchas cosas, poniendo todo el empeño en un mismo fin y después vas y lo tiras todo a la basura como si nada de lo que hicimos o dijimos alguna vez tuviera ya ningún valor. Y hay que estar dispuesto a aceptar que todo puede pasar y a pesar de ello seguir teniendo ganas de apostar a otro número. Aunque sepas que muy probablemente que volverás a perderlo todo. Pero así es el juego, y en ello estamos.