viernes, enero 17, 2003

Había olvidado que a veces dejamos de interesarle a alguna persona con la que creíamos haber conectado bien e intenta desaparecer de nuestra vida sin hacer ruido, pero que no te lo dirá nunca, es más, estará dispuesto a negarlo repetidas veces y a afirmar lo contrario sin rubor si tienes la oportunidad de preguntárselo. Se limitará a ir dejando señales cada vez más evidentes hasta que dejes de resistirte a creer que ya no le importas.
Había olvidado esa sensación que te deja, mezcla de impotencia y culpabilidad en la que no puedes dejar de pensar en qué te has podido equivocar para que eso ocurra, y repasas concienzudamente todos tus actos y palabras con esa persona para buscar el error pero no logras hallarlo porque ese error no existe. Es simplemente que has dejado de interesarle o que quizás nunca le interesaste demasiado y ya se cansó de que no te dieras cuenta. Y no podemos culparle de nada, ni tampoco a nosotros mismos, sólo es que cada día elegimos a unas personas con las que compartir nuestra vida y despreciamos a otras quizás por cosas insignificantes que marcan decisivamente nuestra vida.
Había olvidado cuántas veces hago yo lo mismo, cuánta gente dejó de interesarme un día quizás sin motivo, cuántas veces elegí a alguien en detrimento de otro y cuántas he negado que eso ocurriera.
Había olvidado qué difícil es que coincidan las personas que elegimos con las que nos eligen a nosotros.
Pero habrá que seguir intentándolo.
Aunque duela tanto sentirse despreciado.

No hay comentarios: