jueves, abril 22, 2010

Tienes razón, uno vuelve a sus orígenes después de cada fracaso buscando refugio. Y quién puede recriminar algo así, como si el triunfo fuera obligatorio, como si existiera. Pero el fracaso me ha hecho darme cuenta de que, como casi siempre, buscaba lo que tenía delante, empeñado en pensar que esto no puede ser todo, que tiene que haber algo más. Y casi nunca hay nada más. Así comprendí que debemos poner todo el esfuerzo en lo que hacemos, da igual si un pastel o la catedral de Florencia, el Quijote o un sms, aunque nadie vaya a enterarse nunca. No hay cosas grandes o pequeñas, tamaño aparte, pero no hablo de tamaño. Que se puede hacer algo importante desde un garaje en un rincón apartado del planeta y perder el tiempo con todos los medios a tu alcance. Es cuestión de empeño, de hacer aquello que está en nuestra mano, no más ni menos, aunque no siempre sea lo que habíamos imaginado, pero ya lo decía aquel, sueños son.

No hay comentarios: