domingo, diciembre 24, 2017

Oculto del ruido tenaz, la noche palpita en mis ojos, mientras busco en pedazos los ecos de un mañana errante como equilibrista de lo imposible luchando contra sus propias normas sobre el abismo de lo real. Camino sobre recuerdos incandescentes aplastando con mis huellas hogueras, recorriendo los contornos del sueño para no caer en sus garras, entregado a visiones heroicas e inventando pesadillas bastardas que se consumirán al amanecer. Decir su nombre en silencio conjura mis miedos perpetuos, desplazando en su hueco al deseo para ahuyentar de mi piel las heridas y expulsar las sombras del olvido hasta emerger triunfante incapaz de acatar la derrota, amparado en el recuerdo incesante de una luz perenne que me rescata del tiempo, transformando mis motivos y que habita en mí hoy plena.

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