sábado, julio 14, 2018

A veces, cuando crees que estás perdiendo, acabas ganando, porque lo que querías conseguir no era ni mucho menos lo que más te convenía. Con frecuencia, solemos equivocar nuestros objetivos pues tenemos muy poco acierto en nuestras decisiones, ya que desconocemos la realidad que nos condiciona. Lloras por una derrota cuando no deberías hacerlo, porque no lo es, te lamentas por las oportunidades perdidas, pero más bien deberías de sentirte afortunado. Solo con el paso del tiempo comprendes el verdadero valor de lo que dejamos atrás. Por eso no me arrepiento de lo que hice, no lamentaré más tu marcha, no me sentiré triste al recordarte, porque he ganado a cambio mucho más de lo que perdí.