Contra todo pronóstico, a veces llega la calma. Cuando creías que nunca más sentirías aquella ilusión del pasado y jurabas que no volverías a confiar en nadie, te sorprendes cantando a pleno pulmón en el coche como si no hubiera ayer ni mañana y de repente te das cuenta de que el dolor ha pasado y el olvido ha borrado las heridas que tanto escocieron. Sonríes optimista y recuerdas sin rencor lo bueno y lo malo, sintiéndote seguro de ti mismo y con ganas de intentar nuevos retos y conocer a otras personas que aporten cosas buenas a tu vida. Puede que pensaras que nunca volverías a ilusionarte, que jamás serías capaz de recuperar la fe ni la esperanza, que nadie más merecería tu confianza ni tu afecto, que no ofrecerías tu mano a tan bajo precio, pero así, casi sin darte cuenta, has encontrado el refugio que andabas buscando y vuelves a apostar todo lo que tienes en la próxima jugada, porque ya no tienes miedo a perder la partida sino a no jugarla.
1 comentario:
No importa ganar o perder..yo recuerdo cuando me decía !!!No quiero que me abandonen !!!! Quería ser él el que abandonaba. Entiendo es bueno recordar sin broncas ni rabias... Porque olvidar nunca se olvida....
Publicar un comentario