domingo, septiembre 08, 2019

Intentarlo sin forzar que salga a la primera, concedernos una segunda oportunidad o las que haga falta, rectificar, aprender, perdonarnos... abandonar el miedo y la prisa, permitirnos la imperfección, concedernos el derecho fundamental al fracaso, sin imposiciones ni dramas, no exigirnos el triunfo a toda costa ni obligarnos a ser los mejores, que el éxito no sea casual ni la derrota una desgracia, como si en realidad no importara demasiado, aceptar, asumir, asentir... admitir el error, que no nos angustie el resultado como si el mundo acabara tras cada fallo, entender que no hay un único modo de hacerlo y el camino no es siempre recto, que el fracaso no nos destruya sino que nos ayude a hallar la respuesta que andamos buscando.

5 comentarios:

Rosa Mª Villalta dijo...

Eso lo pienso y lo reflexiono muchísimas veces; pero, francamente, el fracaso marca de manea considerable.

Muy buena reflexión.

Saludos

Susana dijo...

Una gran reflexión. Un beso

Devoradora de libros dijo...

El fracaso no es fracaso si se aprende de ello.

Besos.

brenllae9@gmail.com dijo...

Me ha gustado mucho, pienso lo mismo. La vida no tiene que ser una obligación. Saludos.

Eduardo dijo...

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