sábado, octubre 05, 2019

No subestimes la importancia de los días comunes. No te lamentes por emplear tu tiempo y esfuerzo en tareas mil veces repetidas. Otros buscan la novedad por sí misma, independientemente de su conveniencia, y van dando tumbos de aquí para allá sin ningún rumbo en su vida. Yo no renuncio a lo distinto, incluso lo busco y lo agradezco cuando llega, pero no desprecio el valor de la rutina. Amo mis costumbres y lo que permanece. Con el tiempo comprendes que la vida es más los días laborables que los fines de semana. El café amargo de cada mañana, el trayecto al trabajo, las canciones de la radio, el reencuentro con los mismos rostros, las labores de casa, las mismas discusiones y los mismos fracasos. Lo que haces para resistir al temporal. Las personas que nos acompañan y asisten durante la mayor parte del trayecto. La lucha con o sin éxito de cada día. El refugio en que nos sentimos seguros. Nuestro hogar, con todos sus defectos. Donde todo está en su sitio. Con quien todo tiene sentido.

6 comentarios:

Rita dijo...

Lo cotidiano también tiene su encanto. Lo mismo que la zona de confort, hay que disfrutar de ella, aunque se pueden ir dando pasitos hacia afuera. Feliz finde

Rosa Mª Villalta dijo...

La verdad es que lo no rutinario no me va bien.
Saludos.

brenllae9@gmail.com dijo...

El más sabio es el que se conforma con lo que hay. Fuera nerosis. Saludos.

Susana dijo...

Una gran verdad. Un beso

Toni dijo...

Holaaaa! que tal?, no estoy muy de acuerdo con la rutina tal como la pintas, si veo una rutina digamos forzosa a la que no podemos escapar, y es al comer por ejemplo pero fuera de eso y no digamos el trabajo, que quieres que te diga, son visiones diferentes de la vida claro.
Saludos

Mohan Medicity dijo...

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