martes, octubre 01, 2002

Dicen que el presente es un reflejo del pasado. Pero ¿qué pasa cuando al otro lado del espejo no hay nada?
Hay que construir cada día partiendo de cero. Y no sabemos lo difícil que es eso hasta que nos toca hacerlo. Como pasa con todas las cosas. Siempre las creemos fáciles hasta que las tenemos frente a nosotros. Entonces cualquier grano de arena es un desierto.
Un desierto como este que tengo ante mí.
Tratar de recordar el pasado me puede llevar a conclusiones erróneas. Puede que me venga a la memoria una imagen, un nombre o cualquier cosa y que la tome por real, cuando quizás sólo se trate de algo que imaginé, que soñé o que vi en alguna parte. O que me invento ahora deseando recordar algo.
Es lo malo de la memoria. Que a menudo es un espejo deformado de la realidad. Y no hay que fiarse de ella.
Qué hija de puta la memoria.

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