martes, octubre 22, 2002

Muchos días sin escribir. Es normal. Todos los días son iguales y me resulta absurdo insistir siempre en lo mismo.
Hay a quienes les gusta esa insistencia de la nada diaria, se sienten a gusto instalados en ella, e incluso rechazan cualquier posible cambio que venga a alterar su anodina calma. Y sin embargo les suelen ocurrir cosas, aunque no lo desean.
A mí nunca nada. Me quejo por ello, pero igual me quejaría de lo contrario. Porque soy inconformista por naturaleza, nada me satisface, todo me resulta aburrido, insuficiente o inapropiado.
Me quejo de haber olvidado el pasado, pero estoy seguro de que también me quejaría de demasiados recuerdos. Y a pesar de quejarme de todo no me sirve para nada, así que me quejo de quejarme, me parezco absurdo, supongo que tú pensarás lo mismo. Tranquilo, estás en lo cierto.
¿Acaso hay nada más absurdo que intentar que alguien se acuerde de mí cuando yo no me acuerdo de él?
Alguien que me rescate del olvido.
¿Eres tú?
Házmelo saber.

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