viernes, diciembre 20, 2002

Aunque a veces pensemos que no podríamos vivir sin tal o cual cosa, al final siempre lo hacemos.
Nos adaptamos a cualquier situación, nos cuesta más o menos pero acabamos asumiendo la pérdida. Vale, puede que algunas dejen un vacío que nada cubre, pero aun así seguimos levantándonos cada mañana para hacer las absurdas tareas inútiles que nos han asignado y el dolor se hace algo cotidiano que no quema tanto.
El hombre es el animal que mejor se adapta a la naturaleza y a las circunstancias. Es un ser sin atributos, pues nada de lo que le conforma es propio, sólo diversos disfraces que adopta para aclimatarse al ambiente.
Ya ves, yo también debí pensar que no podría vivir sin recuerdos y aquí me ves, aunque llamar a esto vida es algo muy generoso. Pero hoy me siento generoso.
No podría vivir sin ti, decimos. Mentira. No puedo vivir sin amor. Mentira. No puedo vivir sin ciertas personas. Mentira. Incluso hay quienes dicen que no podrían vivir sin móvil, sin ordenador, sin televisión, sin música, sin fútbol o vete tú a saber qué cosa. Todo mentira.
Las mentiras del mundo sólo engañan al ingenuo o al que se deja. Pero qué sería de nosotros si a veces no nos dejáramos engañar.

No hay comentarios: