Estuve haciendo un poco de limpieza en los directorios del móvil y del messenger. No sé por qué me decidí a hacerlo después de tanto tiempo, pero de vez en cuando es necesario poner un poco de orden en tu vida y para ello tener claro quiénes son las personas con las que te sigues comunicando o te gustaría seguir haciéndolo.
Cada dirección o número estaba cargada de recuerdos, algunas más, otras menos, pero siempre había un instante que venía a la memoria y me hacía dudar demasiado sobre qué decisión tomar. Pero en muchos casos esa persona era ya sólo cuestión del pasado, hacía tiempo que no me había vuelto a comunicar con ella y la verdad, no me apetecía nada volver a hacerlo.
No por nada, nunca hubo un punto de desencuentro, pero tampoco hubo un momento de encuentro demasiado claro y seguramente no lo habría tampoco en el futuro, con algunas sólo había hablado un par de veces hace tiempo o me dieron su número y nunca los llamé, con lo que lo natural era eliminarla sin que eso supusiera ningún desprecio ni reproche.
Pero cómo saber que una persona ha salido de tu vida para siempre, cómo decidir que ya no nos interesa y eliminar el único medio que tenemos de ponernos en contacto.
La vida está llena de pequeñas y grandes elecciones cada día y el hecho necesario de escoger conlleva la dolorosa decisión de dejar atrás otras posibilidades, personas, etc. En muchas ocasiones esa elección no se fundamenta sobre nada firme y quizás la persona que hoy eliminamos del móvil o del messenger pudo haber sido alguien importante para nosotros en otras circunstancias o tal vez sólo con un poco más de tiempo.
Pero ya es tarde para arrepentirme, los he borrado y han salido de mi vida,
y lo más seguro es que sea para siempre.
Y ahora me siento culpable sin saber muy bien por qué.
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