He vuelto a caer.
Siento que todo es un continuo esfuerzo por ascender y un constante caer.
En estos momentos en que te sientes cual Sísifo escalando montañas sin cima, sientes el impulso de dejarte llevar por el desencanto, de ceder en tu empeño vano, de arrojar al vacío toda tu carga y acomodarte a lo fácil. La mayoría así lo hacen, pero yo no me resigno.
Porque sé que sólo quien persevera vence.
Sientes que pierdes el tiempo, que todo intento fue inútil, te cuestionas cada gota de sudor malgastada. Piensas que nada tuvo nunca sentido.
Sabes que hay quien lo consigue con mucho menos esfuerzo, sin mérito ni sacrificio, que la justicia no es cosa de este mundo y que no hay más mundos que éste. Otros nunca lo intentan, algunos renuncian al menor problema. Es una tentación razonable. Pero yo soy poco razonable.
No pretendo dar lástima. Sé que conseguiré levantarme, no me importa que sea tarde, algún día todo este dolor tendrá al fin sentido.
Porque sólo hay un camino que conduzca a la meta.
Y a veces es demasiado duro. Demasiado.
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