martes, abril 15, 2003

Me la quitaron una tarde de abril caminando por una calle cualquiera. En el momento no me di cuenta de nada, apenas un ligero encontronazo, un choque aparentemente fortuito, unas palabras de disculpa y nada más. Cuando llegué a casa noté que me faltaba. Recorrí mis pasos pensando dónde me la podría haber dejado, hasta que recordé ese pequeño incidente y la sensación de vacío que me dejó que yo atribuí al golpe. Regresé a aquel lugar buscando a quien me la había arrebatado, pero no lo encontré, así durante varios días hasta que comprendí que probablemente no la volvería a ver. Pensé que no podría vivir sin ella o sin alguna similar, por lo que debía conseguir una pronto. Ahora, sin pudor ni reparo, recorro las calles tropezando casualmente con la gente intentando robarles su alma.

No hay comentarios: