lunes, julio 09, 2018

Hace algún tiempo creía que si seguía instalado en la indiferencia de estos días comunes, huecos y sin sentido habría de llegar un momento fortuito, casi mágico, en el que surgiera de repente de la nada, como por encanto, algún suceso inesperado que diera un giro providencial a mi vida, un comienzo de algo nuevo más sustancioso y lleno de significado. Pero ahora veo cuánto me equivoqué, que nada surge por fortuna si no se lo busca sin descanso, y aún así escasas veces coincide con lo que esperábamos. Y ahora el tiempo se ha convertido en un aburrido transcurrir de horas semejantes sin ninguna dirección. La única diferencia es que ya no espero que nada cambie.