lunes, julio 15, 2019

Es desolador comprobar cómo nada de lo que hago es suficiente. No sé por qué me empeño en actividades absurdas que no ofrecen recompensa. Construyo castillos de arena que el mar destruye al amanecer, me encierro en laberintos sin salida topando mil veces contra la pared, recorro túneles sin final con la ingenua esperanza de ver la luz algún día. Estoy cansado de esforzarme en tareas vanas que no ofrecen satisfacción en busca de metas inalcanzables. Establecer cada día un nuevo rumbo hacia mi destino, recalcular la ruta a seguir, reinventarme a mí mismo continuamente, y todo para nada. Experiencias que me producen sensaciones contradictorias, la ilusión del comienzo, la fe en mis posibilidades, las dudas y el miedo, el desánimo al comprobar que has emprendido un viaje hacia ninguna parte recorriendo caminos sin retorno ni marcha atrás. Siento que en mi vida todo es empezar, pues nunca llego a ningún puerto ni es bastante mi empeño. Tal vez debería de dejar de intentarlo, porque nada de lo que haga será nunca suficiente, y dedicarme tan solo a aquello que me conceda recompensas fáciles y rápidas, aunque sean también fugaces y vacías y para ello deba acabar para siempre con mis sueños. Puede que al principio cueste un poco pero, por suerte o por desgracia, a todo acaba acostumbrándose uno.

3 comentarios:

brenllae9@gmail.com dijo...

Tú no te acostumbres mucho, siempre es mejor estar en búsqueda. Lo principal es le primer paso, conocerse, saber qué es lo que quiero y qué es lo que estoy dispuesto a realizar. De lo contrario, no sabrás quién eres, no sabrás hacia dónde te diriges y todo el castillo que edifiques se vendrá abajo de madrugada.

Deja el papel del eterno diletante. Ja, ja, ja.

No hagas caso, es broma. Saludos.

Susana dijo...

A veces es mejor aceptar las cosas como son. Un beso

Devoradora de libros dijo...

Hay que intentarlo las veces que haga falta, empezar las veces que haga falta, seguir siempre hacia delante.
Lo contrario es ver el tiempo pasar, dejar que siga su rumbo sin oponer resistencia, sin dejar huella. Lo contrario es dejarse morir.
Saludos.