En ocasiones así, siempre recurro al aislamiento ante la amenaza de un nuevo contagio. Me aíslo, cierro puertas y ventanas y evito todo contacto con el mundo exterior para no recaer en mi enfermedad crónica. Cuando me creo curado por completo, descubro en mí de nuevo los síntomas inequívocos de mi mal endémico para el que no existe tratamiento, vacuna o redención. La única medida eficaz es el aislamiento, poner cuerpo y mente en cuarentena, alejarme de todo lo que me contamina. Procuro mantener una distancia prudencial en cualquier conversación, no adentrarme jamás en terrenos pantanosos que puedan desencadenar en mí efectos nocivos con secuelas permanentes, repeler todo intento de aproximación y fingir una impasible calma mientras me lamento por haberme relajado demasiado y no respetar las medidas higiénicas oportunas que me mantengan a salvo, dejándome contagiar por unas palabras amables o una sonrisa falsa que arrasan mi alma y arruinan mi frágil estabilidad emocional. Y aun así solo se trata de una solución temporal, un intento frustrado de controlar los síntomas más virulentos cuando las expectativas se desatan, porque sé que nada conseguirá acabar con este maldito virus que habita dentro de mí.
3 comentarios:
Dicen que tenemos que tomar muchas vitaminas para mantener alto nuestro sistema inmunologico. Espero esto te ayude.
Do not worry.
Push up your Immun...
solo temos que cuidarnos
Publicar un comentario