domingo, enero 03, 2021

Nunca el egoísmo fue tan reprobable como ahora. En momentos como estos es cuando la solidaridad, la empatía y el altruismo son más necesarios que nunca. Lo fácil es culpar a otros, a los de arriba, a los de abajo o a los de en medio mientras sigues haciendo todo lo que te apetece sin pensar en las consecuencias. Quien aún no se haya dado cuenta de que dependemos de los demás es que no se ha enterado de nada. ¿O cuánto te crees que podrías sobrevivir aislado por completo del resto del mundo? Que se arriesguen otros, que se sacrifiquen los demás, que se fastidien los que no piensan igual, pero ¿acaso la vida de esos otros vale menos que la tuya? Si estamos aquí es porque hace más de doscientos años Jenner inoculó la viruela bovina a un niño de ocho años. Si tenemos que creer en algo, mejor que creamos en la ciencia. Estamos vivos por las vacunas, la cirugía, los antibióticos y otras medicinas y tratamientos que siempre conllevan riesgos. Vivir conlleva riesgo, por si no te habías dado cuenta, pero no nos queda otra opción. Deberíamos invertir el consabido eslogan de la Revolución Francesa y anteponer la fraternidad a la libertad, porque nadie es libre si no lo son los demás. Somos lo que otros nos han dado, nos han enseñado o han hecho por nosotros, nuestros padres, amigos, familiares, compañeros, profesores, médicos, científicos, etc. Nunca el individualismo tuvo menos sentido. Si queremos llegar a algún sitio tendremos que hacerlo juntos o nos perderemos por el camino. Por eso, quien no esté dispuesto a dar que no se apresure a recibir.


 

No hay comentarios: