martes, enero 30, 2024

Todo mejora cuando dejas de tomarte las cosas tan en serio, eso es algo que uno empieza a comprender más tarde. Cuando era más joven, todo lo que me sucedía me parecía muy importante, trascendental, incluso dramático, y creía que me iba a morir ante cualquier desengaño. Pero con el paso del tiempo aquellos dramas te resultan absurdos, o más bien patéticos, y te das cuenta de que todo no es más que una inmensa broma, a veces demasiado pesada, que son ridículas nuestras pretensiones y que los dioses se burlan de nuestra soberbia. Casi siempre exageramos la importancia de lo que nos pasa y no puedes controlar lo que ocurre a tu alrededor. Por eso, hace tiempo decidí tomarme las cosas con más calma, buscar el aspecto cómico de cada situación, mirar siempre el lado brillante de la vida, e incluso de la muerte, y reírme hasta de mi sombra. Porque no saldremos vivos de esta, nadie va a recordar nuestros errores o aciertos, nadie está pendiente de lo que dices o haces, a la gente no les importan tus éxitos ni tus fracasos, de tus logros no quedará ni huella, se olvidarán hasta de tu nombre y no habrá abucheos ni aplausos en la despedida. Y desde el momento en que aceptas que ese es el único argumento de esta obra, los problemas no lo parecen tanto y el miedo se desvanece por completo, dejas de preocuparte por lo que ocurrirá mañana, esbozas una sonrisa y todo resulta más fácil, menos grave, mejor.


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