martes, octubre 08, 2024

Estás ahí, intentando superar la apatía en que la rutina te envuelve y de nuevo te planteas la posibilidad de hacer aquello que llevas meditando mucho tiempo. Valoras pros y contras, calculas con precisión tus probabilidades e imaginas todo lo que conseguirías si por una vez acertases. Pero enseguida te asaltan las dudas y tu mente se llena de las imágenes familiares del fracaso aconsejándote la prudencia como método, pues aún no te atreves a llamarlo cobardía. Porque hay cosas que no han sucedido y me duele solo pensarlas. Se presentan ante mí como pesadillas que me zarandean de repente, provocándome taquicardia, sudor y rabia, por lo que siempre acabo descartando intentar cualquier cosa diferente, por insignificante que parezca, y decido dejar que el tiempo adormezca al deseo y calme mis urgencias. Aventuro el peligro y prefiero no hacerlo, esperar en silencio que pase lo que tenga que pasar, como si no hubiera otra alternativa, para evitar así todo riesgo, conformarme, resignarme, callar, tragarme uno a uno todos mis lamentos. Pero, no sé por qué, últimamente tengo la extraña convicción de que, casi siempre, lo más arriesgado es no hacerlo.


 

domingo, octubre 06, 2024

A veces, me miro en el espejo y no me reconozco, y reniego de este vulgar personaje en el que me han convertido. No quiero ser uno más de esos farsantes que escriben informes en lugar de poemas, esos que se toman muy en serio a sí mismos y cumplen todas las normas por injustas que les parezcan, esos señores tan importantes que usan corbatas y portan estandartes, los que presumen de lo que carecen, los que nunca se arrepienten, los que siempre aciertan y están orgullosos de ser quienes les han dicho, un simple funcionario que se limita a cumplir la tarea encomendada, sin protestar jamás, pues respetan a la autoridad más que a sí mismos y tienen más miedo al castigo que ganas de la recompensa. Tan solo quiero seguir siendo el niño que soñaba que lo imposible llega mañana, un inconsciente que se lo juega todo porque ha venido a jugar. Quiero reírme a carcajadas frente al espejo, pasarme de la raya hasta borrarla y romper todos los contratos que alguna vez firmé, incluso sin querer y sin darme cuenta. Aunque no encaje en este mundo ridículo, aunque todos me señalen al pasar, aunque se burlen de mí en privado y me lapiden en público. No quiero ser más que quien siempre fui, un loco en la colina aullando a la luna a quien nadie escucha y a nadie importa.