sábado, diciembre 07, 2002

Parece mentira cómo te pasas la vida rodeado de gente que no llega a conocerte nunca, ni siquiera a saber apenas nada de ti. Y no hablo del panadero ni de la vecina que te cruzas cada mañana en la escalera. Me refiero a familia y “amigos” o quienes lo son supuestamente.
Sin embargo, una noche cualquiera enciendes el ordenador y descubres a alguien que parece conocerte mejor que tú mismo, que te hace sentir cómodo y a gusto hablando con él o ella, y que en unas horas sientes más cercano que la mayoría de la gente con la que llevas hablando y conviviendo años.
Debe ser que ambos buscamos lo mismo y en esa búsqueda nos encontramos. Creo poco en las casualidades, menos aún en el destino. Es más bien que si dos personas recorren el mismo camino acaban encontrándose. Y más cuando son caminos despejados que recorremos solitarios.
Y la búsqueda se hace más dulce y amable con tu inmensa compañía.

No hay comentarios: