Estoy aquí de nuevo, con todo el tiempo del mundo a mi disposición y no me decido qué hacer con él.
El problema de tener tanto tiempo libre es que quieres hacer algo importante con ese tiempo, hacer que sea algo útil y no dedicarte sólo a verlo pasar tranquilamente como podías hacer sin mala conciencia cuando tanto escaseaba.
Ahora cualquier opción me parece inapropiada, nada me satisface, sé que tengo aquello que muchos desean, pero tampoco ellos sabrían qué hacer si dispusieran de todo el que quisieran.
Y es que todos creemos saber lo que querríamos hacer si tuviéramos tiempo pero cuando lo tenemos no sabemos cómo hacerlo o simplemente no nos atrevemos.
Me pesa la responsabilidad de saber que puede que no haya muchas oportunidades más como ésta y que puede que éste sea el último tren que pasa por mi puerta. Pero no quiero sentirme con la obligación de subirme a un tren que no deseo, que no es el mío.
Por ahora me lo tomo con calma. No me pongo nervioso con facilidad y trato de ver siempre el lado positivo de las cosas cuando lo tienen.
Y si algo no me gusta, pues lo olvido y punto.
Eso sí, ya no tengo excusa para no aparecer por aquí con frecuencia.
Ni tú tampoco, por cierto.
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