Siempre hay quien no cree en ti,
quien a la hora de emprender cualquier nueva actividad
te dice que pierdes el tiempo,
que nunca llegarás a nada,
que todo esfuerzo es inútil y la esperanza vana,
que no fuiste llamado a tan altas metas,
que la suerte nunca pasó por tu barrio,
que el triunfo es sólo una cosa de la tele,
que tu estrella se apagó hace tiempo,
que las cosas no dependen de ti y quizás sea mejor así.
Siempre hay una voz agorera que te pronostica el fracaso,
alguien que te recomienda que cejes en tu empeño,
que incluso juzga ridículo tu deseo,
quien duda de ti y desconfía de tu capacidad.
El problema es que ese alguien sueles ser tú mismo.
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