lunes, mayo 26, 2003

Al final siempre ganan los mismos. Da igual unas letras más o menos, un rostro satisfecho u otro, todos me parecen la misma vulgar persona. Tienen razón, ninguno pierde, ellos no saben lo que es la derrota, ellos con su sonrisa de domingo, sus trajes caros, sus lujosos relojes detenidos hace mucho tiempo, no conocen del frío que se siente cuando el fracaso se encapricha de ti. Todo seguirá igual, aunque algo deba cambiar para eso, ellos allá en su mundo de apariencias olvidarán pronto esas promesas que nunca creímos, nosotros retomaremos críticas que poco les importan. No cabe la derrota en sus planes, bien lo saben, porque ellos son los que inventaron este juego en el que siempre perdemos los mismos.

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