sábado, mayo 24, 2003

Me enfrento a él como al desconocido que es. Cuando cada mañana intento llegar el primero al espejo y siempre fracaso, ya está allí antes que yo, con mi misma cara de sueño pero puntual. Me pregunto a veces si no habrá pasado la noche en vela en ese mismo lugar esperándome, para vengarse de mí y hacerme sentir un fracasado, y le arrojo palabras cargadas de rencor que él acepta en silencio, como si supiera que las palabras no valen de nada, y le envidio su estoicismo, su entereza frente a la adversidad. A veces desearía estar del otro lado, cambiar nuestro puesto, todo parece tan sereno allá...
Me pregunto cuál de los dos será el primero en faltar a nuestra cita. Aunque estoy tan acostumbrado a su presencia que pienso que no podría vivir sin él.

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