miércoles, junio 06, 2018

No volveré a hacerlo, te dicen, te juran y te aseguran. Aceptas sus excusas y crees en su sincero arrepentimiento, pero poco despues vuelven a cometer el mismo error. Porque nos equivocamos al pensar que nuestras acciones pueden deberse a un impulso puntual, cuando en realidad todo responde a una determinada actitud, que es muy difícil, si no imposible, de cambiar y nos lleva a tropezar con la misma piedra una y otra vez. Convendría ir comprendiendo que no podemos escapar a nuestro temperamento, a esa condición que nos obilga a actuar siempre del mismo modo, sabiendo que aunque logremos evitarlo durante mucho tiempo, volveremos a caer en sus manos. Es imposible corregir nuestra conducta, podemos someterla y controlar sus expresiones más extremas, pero en algún momento volveremos a ser presa de ese impulso voraz que nos empuja al abismo y nos conduce sin remedio a la perdición. Porque nadie hace nada una sola vez. Todo se repite continuamente. Toda acción es siempre un síntoma y un presagio. Todos somos reincidentes. Es por eso que desconfío de quienes en alguna ocasión me fallaron, pues es seguro que lo volverán a hacer.

1 comentario:

Ikana dijo...

Entonces, ¿nos repetimos más que el ajo?