martes, enero 16, 2024

Ya nada es como antes. Hemos abandonado las viejas costumbres que nos hicieron dichosos, los lugares donde fuimos felices, las manías de las que nos sentíamos orgullosos, las personas que nos hicieron el camino más suave. Aunque no queramos verlo, las cosas han cambiado demasiado. Ya no somos más aquellos jóvenes inexpertos que creían que el futuro era un arma cargada de esperanza. Ya no creemos al primero que venga a vendernos sus sueños a cambio de nuestras almas cansadas. Nos hemos vuelto más prudentes, insensibles, escépticos y no estamos dispuestos a arriesgar las ganancias. No somos quienes fuimos ni quienes quisimos ser. Por más que añoremos aquella vida sencilla y reconfortante, ya nada volverá a ser lo que era. No habrá más promesas incumplidas, abrazos rotos ni lágrimas negras. No habrá besos traicioneros, decepciones profundas ni grandes esperanzas (frustradas). No despertaremos cada mañana con la ilusión de que algo cambie como por arte de magia, no volveremos a confiar en cualquiera, ni mucho menos en nosotros mismos, porque ya no nos tragamos más ese cuento y hemos aprendido las reglas del juego. Porque, por suerte, ya nada es ni será como era.


 

3 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Todo cambia para bien o para mal. Hoy fue para bien, encontré algo diferente.


Saludos

Bernardo dijo...

Gracias

Hamiyet Akan dijo...

Que lo bueno te encuentre