viernes, mayo 30, 2025

Nos empeñamos en que los demás hagan lo que nosotros haríamos. Queremos que el otro sienta como nosotros, piense como nosotros, actúe como nosotros actuaríamos ante una situación determinada. Pretender que todos se comporten como tú es ingenuo. No puedes pedirle a un pájaro que nade ni a un pez que vuele. Si no lo hace, no es culpa suya. Hay quien nunca será puntual, por más que lo intente, quien olvidará inevitablemente las fechas importantes, quien será siempre desordenado y quien es incapaz de devolver el cariño que recibe. Juzgar a alguien por no actuar como esperamos es injusto y frustrante. No podemos exigir a los demás que cumplan nuestras normas y expectativas, porque esa no es su naturaleza. Un pez fuera del agua terminará muriendo. El problema es cuando de repente los pájaros se vuelven peces y viceversa. Entonces no sabes si te has equivocado tú o te han engañado. Te dirán que siempre fue así, que no han cambiado, que te confundiste, pero aún recuerdas cuando surcabais los cielos de la mano. Yo también he intentado muchas veces aprender a nadar, me he esforzado en lograrlo a pesar de mis carencias, pero al final siempre acabo ahogándome. No podemos pretender ser quienes no somos solo para encajar, sino que debemos encontrar un lugar donde nos acepten y dejar de disfrazarnos para fingir ser otro. Por eso, procuro no pedir a nadie aquello de lo que no es capaz, pero aún sigo confundiendo peces con pájaros.


 

No hay comentarios: