Por desgracia, en esta vida (tampoco conozco otra) hacer lo correcto no siempre es lo más conveniente. Cuando todo el mundo busca esquivar los problemas haciendo equilibrismo para no caer al vacío, empeñarte en mantenerte firme en tus decisiones puede traerte problemas. Tener la razón no te garantiza nada. Habrá quien esté dispuesto a darle la vuelta a las cosas hasta dejarte con el culo el aire. En esos momentos es cuando te das cuenta de que nadie va a mover un dedo por ti y que tus problemas son tuyos y de nadie más, por lo que te planteas si merece la pena luchar por lo que consideras justo. Mientras tanto, quienes están dispuestos a vender su alma a cambio de un poco de tranquilidad y avanzan tomando todos los atajos y haciendo trampas sin rubor viven plácidamente sin rastro de mala conciencia y reciben a cambio los aplausos de la multitud. Cuando todos a tu alrededor se dejan llevar por la corriente sin oponer resistencia, es muy difícil permanecer fiel a tus principios, pero no tienes otros. Admiro a quienes tienen las cosas claras, a quienes ante la tempestad no se quiebran y no tienen un momento de debilidad. No sé si yo sería capaz de hacerlo. Al fin y al cabo se trata de hacer balance entre lo que ganas y lo que pierdes, y a veces una renuncia es la mayor victoria. Puede que hacer lo que crees correcto no te conceda ninguna recompensa sino solo quebraderos de cabeza, pero es lo único que puedes hacer para estar en paz contigo mismo.
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