jueves, noviembre 06, 2003

Sé que tendría que olvidarte, que estoy acostumbrado a hacerlo, que incluso olvido cuando no debo. Sé que los errores se pagan, lo sé, que he gastado todo lo que me quedaba y que deudas así se cobran al instante. Para mí no eres más que un pasado equivocado, un desvío hacia ninguna parte del que pude retroceder, y ahora, cuando tantos kilómetros hace ya de ti, tantas ansiedades después, y creía haberte enterrado en el ayer, resucitas para entorpecer mi camino como esa piedra en la que me obstino en tropezar una y otra vez. Hago esfuerzos por no pensar en nada que se te parezca, eludo las palabras que suenan como tu nombre, evito recorrer lugares donde podrías aparecer, pero cada empeño me acerca más a ti, huir de algo es volver a ello, dando vueltas a un universo esférico para regresar al punto de partida. El olvido es caprichoso, absurdo, no se puede confiar en él, cuando menos lo esperamos algo que creíamos haber superado regresa para cambiarlo todo. Sé que tendría que olvidarte, y que estoy acostumbrado a hacerlo, ya sé que suelo olvidar lo que no debo, pero cómo olvidar lo que debo.