martes, enero 30, 2024

Todo mejora cuando dejas de tomarte las cosas tan en serio, eso es algo que uno empieza a comprender más tarde. Cuando era más joven, todo lo que me sucedía me parecía muy importante, trascendental, incluso dramático, y creía que me iba a morir ante cualquier desengaño. Pero con el paso del tiempo aquellos dramas te resultan absurdos, o más bien patéticos, y te das cuenta de que todo no es más que una inmensa broma, a veces demasiado pesada, que son ridículas nuestras pretensiones y que los dioses se burlan de nuestra soberbia. Casi siempre exageramos la importancia de lo que nos pasa y no puedes controlar lo que ocurre a tu alrededor. Por eso, hace tiempo decidí tomarme las cosas con más calma, buscar el aspecto cómico de cada situación, mirar siempre el lado brillante de la vida, e incluso de la muerte, y reírme hasta de mi sombra. Porque no saldremos vivos de esta, nadie va a recordar nuestros errores o aciertos, nadie está pendiente de lo que dices o haces, a la gente no les importan tus éxitos ni tus fracasos, de tus logros no quedará ni huella, se olvidarán hasta de tu nombre y no habrá abucheos ni aplausos en la despedida. Y desde el momento en que aceptas que ese es el único argumento de esta obra, los problemas no lo parecen tanto y el miedo se desvanece por completo, dejas de preocuparte por lo que ocurrirá mañana, esbozas una sonrisa y todo resulta más fácil, menos grave, mejor.


viernes, enero 19, 2024

Puedes enojarte y rechazarlo todo, como un niño pequeño que se enfada y se lleva la pelota, o aceptarlo y tomar lo que hay, pero el rechazo y la rabia no harán que nada cambie. Seguro que no es como te gustaría que fuese, seguro que tiene mil defectos (quién no), tal vez ni siquiera entraba en tus planes y nunca imaginaste tener algo así, pero las cosas no son como tú quieres que sean, ni tú tampoco. Es normal que al principio tu reacción sea negativa, que pienses en abandonar y tirarlo todo por la borda, que creas que no merece la pena ni el dolor, pero con el tiempo comprenderás que es mejor tomar lo que está a tu alcance, por pequeño e insignificante que en un principio te parezca, y empezar a apreciar su valor inigualable, que casi nunca podemos elegir y que si esperas a que todo sea perfecto no harás nunca nada y te quedarás solo. Porque no existe lo que buscas, no hay paraísos con fuentes de vino desbordantes, no existen las verdes e infinitas praderas ni jamás hubo once mil vírgenes, no es real lo que te prometieron y la vida se te escapa sigilosa mientras persigues quimeras sin tiempo para el lamento. Deja de luchar contra ti mismo y contra la realidad, es inútil y agotador, pues ya lo decía aquel: sueños son.


martes, enero 16, 2024

Ya nada es como antes. Hemos abandonado las viejas costumbres que nos hicieron dichosos, los lugares donde fuimos felices, las manías de las que nos sentíamos orgullosos, las personas que nos hicieron el camino más suave. Aunque no queramos verlo, las cosas han cambiado demasiado. Ya no somos más aquellos jóvenes inexpertos que creían que el futuro era un arma cargada de esperanza. Ya no creemos al primero que venga a vendernos sus sueños a cambio de nuestras almas cansadas. Nos hemos vuelto más prudentes, insensibles, escépticos y no estamos dispuestos a arriesgar las ganancias. No somos quienes fuimos ni quienes quisimos ser. Por más que añoremos aquella vida sencilla y reconfortante, ya nada volverá a ser lo que era. No habrá más promesas incumplidas, abrazos rotos ni lágrimas negras. No habrá besos traicioneros, decepciones profundas ni grandes esperanzas (frustradas). No despertaremos cada mañana con la ilusión de que algo cambie como por arte de magia, no volveremos a confiar en cualquiera, ni mucho menos en nosotros mismos, porque ya no nos tragamos más ese cuento y hemos aprendido las reglas del juego. Porque, por suerte, ya nada es ni será como era.


 

miércoles, enero 10, 2024

Valoro más lo que consigo despacio. Solo lo que se hace esperar y exige mucha paciencia y esfuerzo merece para mí la pena. No aprecio aquello que se me ofrece gratis, devuelvo todos los regalos y rechazo los halagos inmerecidos. Si no me cuesta sangre, sudor y lágrimas, lo siento, no me interesa. No me atraen las personas fáciles de convencer, los que te ofrecen su confianza de inmediato, prefiero los retos difíciles y desprecio a quien me ofrece su amistad si no me la he ganado. Desdeño lo sencillo y me obsesiono con lo inalcanzable. No es algo de lo que me sienta orgulloso, pues no lo hago de manera consciente y premeditada, pero me doy cuenta de que, en todos los ámbitos, solo me atrae lo complicado: los amores imposibles, las amistades peligrosas, los placeres prohibidos, lo imprudente, lo arriesgado... Prefiero los platos cocinados a fuego lento, los vinos madurados con los años, los trayectos largos y sinuosos que permiten disfrutar del paisaje. Y a pesar de ello, a menudo me domina la impaciencia y, cansado de esperar lo que tanto ansío, aun sabiendo que es inútil, sigo empeñándome en acelerar los pasos para que todo ocurra lo más rápido posible.


jueves, enero 04, 2024

Quiero vivir este instante en toda su plenitud, sin guardarme nada para después, experimentar su singularidad con los ojos bien abiertos y sin filtros que lo adulteren. Quiero estar aquí y ahora y no en algún momento futuro. No quiero vivir para el mañana. No voy a comprar souvenirs ni coleccionar instantáneas. Quiero guardar un recuerdo imborrable en mi mente y no en mi tarjeta de memoria. Pasar por este lugar sin dejar testimonio, no alimentar la nostalgia con imágenes impostadas, agotar todas las posibilidades a mi alcance para no perderme ningún detalle. Quiero vivir sin copia de seguridad. Que nada distraiga mi atención, que cuando estemos juntos no te importe nada ni nadie más, poner todo mi empeño en lo que estoy haciendo, escuchar cada palabra con máximo interés, analizar cada gesto, captar cada matiz, respirar el silencio, olvidarme del mundo ahí afuera. No quiero un álbum lleno de fotos hermosas pero sin emoción, no quiero que nada se interponga entre mis ojos y la realidad, no quiero edulcorantes ni sucedáneos, sino saborear plenamente la ocasión con todo lo dulce y amargo que tenga. Porque no existe nada más que este sencillo instante que estamos viviendo y no estoy dispuesto a perdérmelo.