lunes, julio 29, 2019

En mi vida todo es contradicción. Lo que hago con lo que pienso, lo que digo con lo que callo, lo que creo con lo que siento, lo que tengo con lo que quiero, lo que quiero con lo que puedo... Rehúyo de las ideas fijas, las posturas inquebrantables, los ademanes impasibles, los esfuerzos infatigables. Me declaro adepto de la duda, seguidor del escepticismo y fanático de la contradicción. No soy persona de principios firmes, lo lamento, siempre tengo a mano otros, pero sí hay tres o cuatro cosas que tengo claras, aunque no descarto que mañana cambien. Soy voluble, inconsistente y caprichoso, una hoja mecida al viento que no opone resistencia, me dejo convencer con facilidad y me arrepiento con demasiada frecuencia, me ruborizan los halagos pero persigo sin descanso el éxito, no busco tu aprobación pero me agrada que coincidas conmigo y aunque pretenda que no me importa lo que digas, me afecta todo más de lo normal. Me gusta enfrentarme a lo que temo y ocultar aquello de lo que me enorgullezco, publico todos mis secretos y escondo mis evidencias. Y lo peor mejor es que prefiero que así sea.

domingo, julio 21, 2019

Lo que me salva son mis rarezas. Todas esas excentricidades y locuras que los demás miran con una mezcla de asombro y desprecio e incluso compasión. Sin ellas no podría soportar la exasperante rutina de los días iguales, el lento transcurrir de las horas comunes y aún menos la pesadez estática de los festivos. Durante la mayor parte del tiempo me inserto sin problemas en mi contexto, soy capaz de acoplarme a la perfección a actividades absurdas en las que no creo, me mimetizo con el entorno fingiendo un interés sincero y consigo aportar una aceptable compañía. Me someto a la aplastante fuerza del sistema, asumo la responsabilidad de mis funciones, acato las normas ajenas y las defiendo como propias. Pero si no fuera por mis particulares y a menudo ridículos delirios de grandeza, por mi búsqueda irrefrenable de tesoros perdidos, por la cálida presencia de voces lejanas, el vano orgullo de alcanzar metas que nadie comparte, las fugaces recompensas que la noche concede, por mis invisibles logros y mis días raros, por mis placeres prohibidos, por mis retos (im)posibles y mis deseos ocultos, no podría soportar tanta mediocridad que me rodea. Así que antes de criticar mis manías, mejor búscate alguna propia que le dé un poco de sentido a tu aburrida vida de mierda.

miércoles, julio 17, 2019

Si fuese fácil todos lo harían. Si no costara mucho lograrlo, no tendría valor. Si pudiera comprarse con dinero, muchos lo tendrían sin merecerlo y no sabrían qué hacer con ello. Si lo regalasen no lo apreciaríamos. Si estuviera al alcance de cualquiera no habría ningún motivo para buscarlo. Si no fracasase muchas veces intentándolo, no lo valoraría. Si fuera sencillo no tendría sentido, si no fuera arriesgado no le daríamos ninguna importancia, si no exigiera un enorme sacrificio no valdría la pena. Porque solo lo improbable importa, lo que cuesta sangre, sudor o lágrimas, lo que se hace esperar hasta hacerte desesperar, lo que ocurre raras veces hasta parecer un milagro. Es por eso que no me preocupa no lograrlo a la primera, ni siquiera tras numerosos intentos fallidos. Exijo que sea duro y complicado, que requiera todo mi empeño y talento, que me ponga a prueba y deba demostrar que lo deseo realmente y que incluso en algún momento me haga pensar que es imposible y que no merece tantos desvelos, pues sé que cuando lo consiga, todo mi esfuerzo cobrará al fin sentido, porque si fuera fácil, no lo querría.

lunes, julio 15, 2019

Es desolador comprobar cómo nada de lo que hago es suficiente. No sé por qué me empeño en actividades absurdas que no ofrecen recompensa. Construyo castillos de arena que el mar destruye al amanecer, me encierro en laberintos sin salida topando mil veces contra la pared, recorro túneles sin final con la ingenua esperanza de ver la luz algún día. Estoy cansado de esforzarme en tareas vanas que no ofrecen satisfacción en busca de metas inalcanzables. Establecer cada día un nuevo rumbo hacia mi destino, recalcular la ruta a seguir, reinventarme a mí mismo continuamente, y todo para nada. Experiencias que me producen sensaciones contradictorias, la ilusión del comienzo, la fe en mis posibilidades, las dudas y el miedo, el desánimo al comprobar que has emprendido un viaje hacia ninguna parte recorriendo caminos sin retorno ni marcha atrás. Siento que en mi vida todo es empezar, pues nunca llego a ningún puerto ni es bastante mi empeño. Tal vez debería de dejar de intentarlo, porque nada de lo que haga será nunca suficiente, y dedicarme tan solo a aquello que me conceda recompensas fáciles y rápidas, aunque sean también fugaces y vacías y para ello deba acabar para siempre con mis sueños. Puede que al principio cueste un poco pero, por suerte o por desgracia, a todo acaba acostumbrándose uno.

viernes, julio 05, 2019

Estoy harto de historias mal contadas, de mentiras consentidas y ciegos que no quieren ver, de cuerpo desnudos y mentes vacías en Instagram, de engaños colectivos y vanidades que no arden, de silencios cómplices y cobardes, de gente que critica en los demás lo que ellos también hacen, de quienes callan y otorgan por miedo a que otros hablen, de pedir perdón por no pensar lo mismo que todo el mundo, de esconderme de mis verdugos que me hacen sentir culpable, de llorar a solas y reír acompañado aunque no tenga ganas, de cumplir obligaciones ajenas que nos imponen sin escuchar nuestros deseos, de creer que no hay remedio y asumir la derrota como inevitable, de escupir al cielo y tragar saliva, de jueces sin toga que dictan sentencia, de prejuicios y chismorreos, de gente aburrida que se entretiene con tu vida a falta de una propia, de vendedores de humo y mercaderes de sueños que hacen negocio con tus ilusiones, de verdades a medias que no son ni la mitad del cuento, del imperio de lo nuevo y la dictadura de lo efímero, de modas que nadie recuerda y amnesias colectivas, de que siempre triunfe la mayoría aplastando a la minoría por la fuerza, de poetas del régimen que nunca escribieron nada, de enchufados y pelotas sin vergüenza y sabios pudorosos, de tontos que entrenan y listos que se pasan, de políticos graciosos y payasos sin gracia, de fulanos con cargo e ignorantes atrevidos, de sumisos con causa y rebeldes de barra, de profesionales de la impostura y aficionados a la farsa, de excusas baratas que cuestan muy caras, de medir siempre mis palabras para no ofender a quien me ofende, de asumir culpas falsas y pagar cuentas ajenas. Así que voy a decir siempre lo que pienso y hacer lo que me dé la gana sin miedo a las consecuencias porque no le debo a nadie nada, a saltarme las normas cuando me convenga y a exigir lo que me corresponda, porque hasta ahora, con estas reglas, soy yo quien está perdiendo.

martes, julio 02, 2019

Soy de los que no leen nunca el manual de instrucciones. No me gusta hacerme a la idea de que todo tiene una explicación clara y sencilla, porque no la tiene, para no crearme la falsa ilusión de que las cosas funcionan siempre del modo establecido y que todo error se debe a unas causas específicas que puede corregirse siguiendo unas pautas concretas. Vas, haces todo lo que allí pone y aquello funciona a la perfección, y después te crees que todo el mundo debe comportarse del modo correcto y que reaccionarán de una forma racional siempre y en todo lugar, y no es así. Acostumbrado a que te lo den todo hecho, no eres capaz de descubrir lo que pasa, cómo funcionan las cosas en el mundo real y arreglarte solito tus problemas sin llamar al servicio técnico y que te digan qué está fallando y cómo debes actuar en todo momento para solucionar cualquier dificultad. Ojalá fuera tan fácil como apagar todo y volver a empezar de nuevo, reiniciar el camino o borrar lo que has hecho mal como si nada hubiera pasado. Pero no, la gente no suele actuar conforme a lo esperado y nunca vale la misma respuesta para dos situaciones diferentes. Así que prefiero no leer las instrucciones ni buscar respuestas en internet, sino aprender a enfrentarme por mí mismo a lo imprevisible y disponer de estrategias para resolver los conflictos que me permitan afrontar cualquier contratiempo, asumiendo que el mundo no responde a unas normas marcadas en ningún manual, para después no sentirme perdido y defraudado cuando las cosas no salgan como yo creía y no entienda los comportamientos ajenos que a menudo no responden a ninguna lógica.