lunes, abril 29, 2019

Llamar necesidad a tus caprichos es una estupidez habitual. Creer que todo acaba cuando no ha hecho más que empezar, mi piedra recurrente en el camino. Tomarme demasiado en serio, no reírme de mis desgracias, hacer de mi excentricidad virtud, vanagloriarme de mis miserias y enarbolarlas como bandera, consuelo de todos. A menudo pierdo la perspectiva, me alejo tanto de la realidad que confundo enanos con gigantes, convierto piedras en montañas, ventiladores en molinos. Me quejo amargamente de mi suerte al menor contratiempo. El universo conspira en mi contra, los astros se alinean de la peor manera posible para mí, los dioses, celosos, se vengan por mis escasos éxitos y se empeñan en arruinarlos, impidiéndome gozar de la efímera gloria de los mortales. Siempre hay quien me pone la pierna encima para hundirme en el subsuelo. Así soy, nada de especial, más o menos como todos, llámalo egocentrismo, llámalo instinto de supervivencia, un poco es imprescindible, demasiado, asfixiante. Cada día intento aprender a relativizar mis problemas, a mirar con frialdad mis heridas, situándome a la distancia adecuada para valorar los efectos y me reconozco insignificante y pequeño. No soy tan importante, ni tan grave el daño que tú me haces.

viernes, abril 26, 2019

Como testigo implicado que admite su falta en silencio, me avergüenzo de mí mismo, de comprobar a lo que he llegado por culpa de personas nocivas que sacan lo peor de ti y te obligan a actuar de un modo del que siempre renegaste y cómo aquello que juraste que nunca harías es hoy tu rutina diaria. Mostrar repulsa, rechazo, odio incluso, me llevan a ser quien no quiero, me rebajan convirtiéndome en alguien despreciable y ruin a quien detesto. Me desconozo. Sé que no debería hacerlo, que no merece mi atención ni mi desprecio quien no quiso aceptar mi mano ni mi afecto. Por eso admito todos tus reproches, pues me declaro culpable de comportarme de un modo erróneo. Tal vez debería tan solo ofrecerles mi mejor sonrisa y saludos cordiales para demostrarles así que no me importa su indiferencia, que el pasado para mí no existe, que no son nadie para provocar mi ira ni mi llanto y que no puede hacerme daño quien no supo hacerme bien. Esa sería su mayor derrota, la perfecta venganza que redimiera mi culpa de forma definitiva, pero confieso mi debilidad, mi ingenuo afán de revancha que me envilece, este inútil resentimiento infantil que albergo en mi interior, como si con eso fuera a lograr lo que no consiguieron palabras amables y buenos deseos, pero soy humano, demasiado humano. No es tan fácil como calcular la cuenta de agravios y ofensas, mirar hacia adelante y actuar en consecuencia. Lo siento, aún no es tiempo para eso y no me enorgullezco de ello. Tal vez mañana pueda hacerlo. Esa sería la señal de que me he curado para siempre de cada uno de mis fracasos.

martes, abril 23, 2019

No tienen razón nuestros lamentos. Queremos lo que no tenemos ignorando que sería peor si se cumpliesen nuestros deseos, ya lo dijo la santa. Pedir lo que no nos hará ningún bien, sueños que se tornan pesadillas, espejismos que se desvanecen, ingratas plegarias atendidas. Envidiar lo que alguien posee y no valora e incluso desprecia. Desprenderse de lo que otro anhela. Renegar de lo que somos como si pudiéramos ser otra cosa. Envidio a los hombres de hojalata, a los leones cobardes y a los espantapájaros, pues de nada me sirven corazón, valor y cerebro. Los considero tal vez mis peores defectos, la causa de todos mis males. Preferiría refugiarme en la estupidez, la insensibilidad y la cobardía, eso me evitaría pensar demasiado, sentir todo de un modo excesivo y meter la pata sin cesar con mi insensato atrevimiento. Porque ser valiente no compensa, pensar es un problema, sentir, una desgracia. Si pudiese ir a Oz pediría que me quitase todo eso y me permitiese ser alguien diferente, más ingenuo, menos sensible, más precavido, para tal vez así hallar el verdadero camino de baldosas amarillas hacia la felicidad.

sábado, abril 20, 2019

El invierno ha sido duro. Me perdí sin remedio siguiendo un espejismo falaz hasta hundirme en arenas movedizas que a punto estuvieron de ahogarme. Me empeñé en buscar sentido a lo que no lo tiene y eso me hizo caer en el desconsuelo. Pero las cosas han mejorado. He cambiado, aunque no lo digo con orgullo. No me atribuyo el mérito. No me quedaba más remedio. He dejado mis adicciones, las que me concedían la calma y las que me excitaban, las que me permitían dormir y las que me desvelaban, las personas tóxicas y las sustancias nocivas sin las que no podía pasar el día y menos aún la noche, las de siempre y las nuevas, las que me subían al cielo y me arrojaban después al vacío y también las que frecuentaba por simple rutina. Debía hacerlo, pues todo giraba en torno a ellas y me olvidaba a veces de lo demás, descuidando a menudo lo único importante. He aprendido a valorar la imperfección y a tolerar el dolor y ahora soy más libre o creo serlo, menos dependiente de cosas que no dependen de mí, tengo menos miedo a perder y menos ansia de ganar, soy más sensato y equilibrado. Sereno, discreto, sincero. No me dejo llevar por ilusiones ni promesas y no sufro nostalgia por las cosas que no fueron. Todo es más fácil y suave ahora, sin duda, pero la vida tiene mucho menos sentido.

lunes, abril 15, 2019


Este libro es la culminación, que no el final, de una historia que comenzó en 2002. Se trata de una recopilación de los textos aparecidos en el blog “Diario del olvido” a lo largo de dieciséis años. En contra de lo que muchos creen, no son textos autobiográficos, aunque surjan de experiencias propias, vivencias, ideas, lecturas o sensaciones reales como punto de partida para convertirse en literatura más o menos alejada de la realidad. Tampoco son poesías, prosa poética ni siquiera un diario personal o pensamientos filosóficos ni reflexiones íntimas, pero tienen un poco de todo eso. Son lo que en realidad comenzaron siendo y nunca han dejado de ser, un blog, que reivindico como un género en sí mismo, reflejo de los tiempos actuales, rápidos y directos, diferente de todo lo demás. Para esta recopilación he escogido 400 textos, a pesar de que siguen publicados tanto en el blog como en Instagram. Si lo que leíste aquí te gustó, en este libro podrás releer, subrayar y reflexionar de nuevo estos textos. Agradezco todo vuestro apoyo y que contribuyáis a difundir y recomendar el “Diario del olvido”, el mejor regalo para el próximo Día del Libro. Puedes conseguirlo en Amazon en el siguiente enlace: https://www.amazon.es/dp/1092198733?ref_=pe_3052080_397514860