viernes, mayo 28, 2010

Pero fracaso al intentar atrapar la tarde lluviosa que aún nos refugia, tratando de explicar este instante imposible descomponiendo los estímulos incesantes que me asaltan sin piedad en un escenario de ficciones compartidas de extrañas sensaciones que intento describir evitando recurrir a las habituales palabras desgastadas por la costumbre, porque nada de esto es real, lo sé, nada de lo que existe perdura y todo se desvanece sin que consiga entender algo, descifrar su código impenetrable, todo se me escapa convertido en recuerdo, todo es memoria u olvido, testigos que mienten sin saberlo, porque nada es como creemos, nada queda de lo que ha sido, sólo mentiras y espejismos que aun a veces consuelan, recuerdos falaces que perpetúan algo que no existió más que por el deseo, provocando obsesiones ingenuas y todo esto quedará sepultado por miles de recuerdos vulgares que harán de nuestro tiempo una anécdota más tan distinta de lo que fue y quizás mañana nada de esto haya sucedido o no seamos capaces de recordarlo y ni siquiera lo lamentemos.

viernes, mayo 21, 2010

Hay una excusa para todo, no he tenido tiempo, estoy muy liado, se me ha muerto el perro, me secuestró un grupo terrorista… la más fácil es decir lo olvidé, créeme que me hubiera gustado pero me falla la memoria últimamente, como si fuera tan sencillo olvidarse de las cosas… y sin embargo utilizo a menudo esta explicación, confieso que no me siento orgulloso por ello y que la mayor parte de las veces me resulta ridículo y poco convincente, ya mientras lo estoy diciendo me doy cuenta de que no engaño a nadie pero es lo que pasa por preguntar cosas que no se deben, a una pregunta comprometida una respuesta evasiva, quizás sólo para obtener una declaración de culpabilidad, si eso es lo que querías aquí lo tienes, olvidé todo lo que te debía, los momentos compartidos, los favores recibidos, las palabras de ánimo, esa mano tendida, olvidé devolverte tus libros, tus besos, tus abrazos, tus esfuerzos para nada, o lo que es lo mismo, ya no me importa…

martes, mayo 18, 2010

Despertar con la habitual sensación de pérdida buscando sin éxito en el recuerdo la ausencia, usar la terapia del café para retomar la rutina redentora, conducir al trabajo sin fe maldiciendo tu suerte como costumbre, pequeñas estrategias ensayadas sin descanso para despistar al dolor, y en algún semáforo prolongado recordar en qué te equivocaste y todo lo que provocó algún espejismo barato, como un voz inoportuna del pasado. No, no vinimos a esto, ni a nada parecido, y sin prodigios que esperar nos obligamos de nuevo, para no reconocer la culpa, a creer en el engaño al que nos sometemos, insistir en la misma absurda repetición de gestos gastados para continuar nuestro camino sin más, confiando en no volver a encontrar cerrado otro semáforo traicionero.

viernes, mayo 14, 2010

Siempre envidio, lo confieso, los triunfos ajenos; puede parecer desconsiderado, desconfiando de mis propias razones, quién tuviera sus virtudes, quién hubiera probado su fortuna, soñar otro trabajo, otra familia, otro mundo, deslumbrado por breves destellos que ocultan la miseria que hay debajo mientras ignoro mis propios éxitos abatido por el menor de los fracasos. Siempre me pareció mejor la vida de los otros, nunca creí mi suerte justa, maldiciendo mis números equivocados, pero quién no se sorprende cada día deseando ser aquel extraño que mira con envidia nuestra vida.