lunes, agosto 15, 2011

convertir los días en una interminable sala de espera de ni siquiera sabes qué, mirar el reloj constantemente como si fuera a ocurrir algo o temiéramos perder el tiempo en ocupaciones vanas, comprobar a cada instante que nadie ha llamado como si aguardáramos una noticia inminente da igual si buena o mala, algo que remueva tus costumbres y te diga que puedes dejar de esperar lo que nunca ocurrirá

jueves, agosto 11, 2011

Sí, ya sé que la mayoría de las cosas que hacemos son una tontería. Si te paras a pensarlo mucho de lo que hacemos a diario tiene poco sentido. Son pocas las cosas realmente importantes, eso ya lo sabemos. Nuestras pasiones, aficiones, ocupaciones, llámalo como quieras, son simples distracciones para engañar a la conciencia y alejarla de disquisiciones más profundas con las que no podríamos convivir demasiado. Con frecuencia el modo particular en el que cada uno se dedica a pasar el tiempo para tratar de hacerlo menos grave, más soportable, es visto con incredulidad, rechazo o burla por los demás. Son pura tontería. Pero no más ni menos que lo que ellos hacen. Reconozco que me obsesiono, dedico mucho esfuerzo y tiempo a mis tonterías particulares. Pero qué podría hacer si no. También a mí me pueden resultar ridículas todas esas cosas que otros hacen, puedo hacer una lista interminable de comportamientos y ocupaciones absurdas, pero he decidido no juzgarlas. No las entiendo, pero comprendo que en algo hay que perder el tiempo y entiendo que hacerlo de forma intensa y apasionada es el mejor modo de hacerlo. No pensar que son tonterías, no pensar demasiado tiempo en todas esas cosas importantes ante las que no podemos hacer nada.