jueves, mayo 31, 2018

Soy lo que has hecho de mí. A tu lado aprendí a corregir mis innumerables defectos. Limité mis excesos y entrené mis flaquezas. Procuré ser justo aquello que tú querías que fuese. Negué mis instintos para agradarte y reprimí mis impulsos para parecerme a quien tú buscabas. Me vestí con la ropa que me compraste y dediqué mi tiempo a aquellas ocupaciones que tú me enseñaste. Poco a poco fui alejándome del tipo extraño y desconcertante que era, limaste mis múltiples asperezas y esculpiste mis maneras hasta convertirme en alguien muy distinto, acorde con tus preferencias. Y todo lo hice sin pesar ni sentirme mal por ello. No lo digo como un reproche, sino más bien como un elogio. Pero entonces, por qué te quejas ahora por mis errores, si también de ti los aprendí.

miércoles, mayo 30, 2018

Y sí, de algún modo todo lo que me sucede es fruto de mi pasado, de las decisiones que tomé, de los aciertos y los fallos. Puede que no sea exactamente así, pues hay personas que no recogen lo que han sembrado y otras recogen sin sembrar, pero esto también depende del camino que hayamos escogido, aunque sea de forma inconsciente. Tengo lo que me merezco, así que no suelo quejarme de mi mala fortuna. Tal vez en los detalles sea importante, pero en el conjunto global de las cosas el azar no es determinante. Por supuesto que existen poderosos condicionantes externos, pero siempre existe un modo de superarlos. Es una idea que se me aparece como evidente cada vez que me quejo por algo y recuerdo tantos errores que he cometido y que me condujeron a esta situación. Porque si has hecho tantas cosas mal, por qué habrías ahora de esperar algo mejor.

martes, mayo 29, 2018

Como la mayoría de nosotros, supongo, a lo largo de mi vida he sufrido la desconfianza constante en mis capacidades. La juventud, ciertos rasgos de mi carácter o simplemente el rechazo a lo nuevo o lo diferente, hacía que gente incluso mucho menos capacitada que yo, dudase de mi valía. Es algo que aún percibo en alguna ocasión, aunque cada vez me importe menos. Tal vez lo que temen es que puedas arrebatarle sus privilegios, dejando en evidencia su propia incapacidad, y eso les obligue a cambiar algo que no están dispuestos. Con el tiempo he visto caer muchos de esos recelos e incluso he advertido en mí mimo esa desconfianza hacia quienes llegan con ideas nuevas, dispuestos a cambiarlo todo, lo que me hace preocuparme al ver cómo me he dejado convencer hasta convertirme en uno más de ellos.

lunes, mayo 28, 2018

Todo es cuestión de prioridades. Decidir a qué queremos dedicar nuestro tiempo o a quién nuestro afecto es necesario. Son demasiadas las ocupaciones y las personas y escasas nuestras fuerzas y ganas como para malgastarlas en cosas o gente que no nos compensan. Buscamos satisfacer nuestros deseos con aquellas que más nos aportan, mientras desdeñamos las superfluas como una estéril pérdida de tiempo de la que huir a toda prisa. Por supuesto que hay que elegir, no hacerlo sería renunciar a una experiencia auténtica y supondría quedarnos siempre en la superficie en todo lo que emprendiéramos, sin atrevernos a profundizar. Pero elegir no significa rechazar, poner algo en primer lugar no anula todo lo demás, no supone convertir lo prioritario en lo exclusivo que elimine cualquier otra necesidad, ni entregarnos ciegamente a ese algo o alguien hasta que ya no seamos capaces de ver nada más y nos incapacite para tomar nuestras propias decisiones, pues, en ese caso, nos habremos convertido en esclavos de aquello a lo que decidimos entregar sumisos todo nuestro tiempo y nuestra voluntad.

domingo, mayo 27, 2018

Cada vez soporto menos ver las noticias. Nos hemos acostumbrado a que lo intolerable se convierta en algo habitual y olvidamos que las cosas no deberían ser así. Porque lo habitual no es siempre lo normal. Por más que no deje de suceder cada día a nuestro alrededor, no deberíamos resignarnos a la injusticia, eso nos anestesia, nos hace transigir con la miseria y la mentira constantes y justificamos lo injustificable hasta hacernos creer que lo correcto es lo incorrecto y viceversa y llegar incluso a proponérnoslo como objetivo, adoptando como propias las cosas que en otros tiempos criticábamos con rabia. Es difícil, pero no quiero acostumbrarme hasta que deje de escandalizarme. Resistirse a lo que todos hacen y te imponen cada día cuesta trabajo, pero no quiero dejarme llevar por lo común hasta que ni siquiera sea capaz de darme cuenta de que me he convertido exactamente en aquello que tanto detestaba.

sábado, mayo 26, 2018

La mayor parte del tiempo no puedo evitar sentirme como un impostor. Vivo con el miedo continuo a ser descubierto y expulsado de este mundo. A veces creo sentir la mirada escrutadora de alguien que se ha dado cuenta al fin de mi engaño e intuyo que no tardará en delatarme. A pesar de mis esfuerzos por actuar como se supone que debo hacerlo, sé que nunca lo consigo del todo y que mis carencias se notan sin prestar demasiado atención. En realidad no me importaría que eso ocurriera, tal vez así me liberaría de fingir una vida en la que no creo y me daría la oportunidad de emprender un nuevo camino en busca de lo que deseo. Pero lo que no soporto es esta incertidumbre, esta amenaza constante que nunca estalla, esta tensión permamente en la que vivo y a la que no me resigno. Así que desde aquí lo digo, por favor, denuncien mis fallos que yo cumpliré la condena, pero no me traten con desdén ni me miren con desprecio, porque no estoy tratando de engañar a nadie.

viernes, mayo 25, 2018

No pretendo tener la razón. A menudo recibo comentarios en ese sentido que pretenden ser elogiosos, pero nada más lejos de mi intención. Yo mismo dudo que lo que escribo o lo que creo sea cierto, no tengo seguridad en mis propias ideas y estoy dispuesto a dejarme convencer sin oponer demasiada resistencia. Porque no se trata de tener razón o no, no es cuestión de orgullo ni de ver quién la tiene más larga, aunque a algunos lo único que les motiva sea quedar por encima de los demás y para ello recurren a estrategias primarias como alzar la voz o ridiculizar a quien no piense igual que ellos. No tengo ningún problema en darle la razón a quien la quiera si con eso es feliz, aunque luego no sepa qué hacer con ella. No cuesta nada contentar a un tonto y así evitar mancharte de mierda en una discusión absurda. Tener la razón no sirve de nada, es un fetiche estúpido que algunos lucen como medallas de una guerra de salón y negársela es como quitarle un caramelo a un niño. Yo no necesito que me den la razón, desconfío de quienes lo hacen, como si estuvieran tomándome el pelo. Prefiero un buen argumento en contra que me haga pensar, antes que unas palabras condescendientes de apoyo. Desde que dejé de preocuparme por tener la razón me he dado cuenta de que soy mucho más feliz. Ya no me irrito si los demás no piensan como yo, no me frustra que la gente no sea capaz de ver lo evidente. Me conformo con hacer lo que me dé la gana, aunque no tenga la razón. Aunque, por supuesto, también en esto puedo estar equivocado.

jueves, mayo 24, 2018

Mis alumnos confunden lo importante con lo obligatorio. Creen que lo que tiene más valor es aquello que deben hacer, pero eso no es más que el principio, tal vez el requisito indispensable para lograr lo que de verdad importa. Estudiar cualquier cosa no es en sí lo importante, pero tal vez sea necesario como paso previo para alcanzar la estabilidad que nos permita conseguir otras metas. Sacar buenas notas no está mal, pero no es el objetivo, sino el medio. Trato de hacerles ver que si los medios les apartan del verdadero fin es mejor abandonarlos y escoger un nuevo camino que les conduzca hasta la meta por otras vías, que cosas que yo creía importantístimas no me han servido para nada en la vida, que el tiempo calmará todas sus urgencias, y por supuesto que nunca confundan lo material con lo fundamental. Les invito a replantearse qué es lo que quieren y sobre todo, lo que menos claro tienen, para qué.

miércoles, mayo 23, 2018

La tecnología nos sirve de gran ayuda. Hoy día es algo fundamental, no podríamos vivir sin ella. Se nos hace difícil imaginar cómo se las apañarían hace apenas unos pocos años sin las comodidades y utensilios que tan necesarios son en el día a día. Nos ayuda a comunicarnos, a ponernos en contacto con personas a las que hacía tiempo habíamos perdido la pista, nos permite llegar a cualquier lugar rápidamente, nos facilita los trámties burocráticos, pone a nuestro alcance cosas que de otro modo jamás encontraríamos y nos descubre nuevos placeres y diversiones que no sospechábamos, haciéndonos la vida más fácil. Pero sobre todo, cuando más nos ayuda es cuando se te rompe el móvil y pierdes todos tus contactos, mensajes, fotos y chats y te permite as´dar ese paso definitivo que no te decidías a dar para hacer limpieza y poner un poco de orden en tu vida y dejar atrás para siempre recuerdos nocivos que no te convienen y te atan al pasado, y a partir de entonces te sientes aliviado, como si te hubieras quitado un gran peso de encima.

martes, mayo 22, 2018

Me pregunto muchas veces qué quiero demostrar con esto. Porque, por más que me lo niegue a mí mismo, está claro que algo quiero demostrar, aunque sea de una forma inconsciente y no consiga expresarlo con claridad. Tal vez enseñar a los demás de lo que soy capaz, comprobar dónde está mi límite, mostrar que no estoy herido ni pueden hacerme daño, que merezco mucho más de lo que recibo y que no me afecta nada de lo que hagan ni me importa lo que digan, que no duelen los recuerdos y que han desaparecido para siempre de mi piel las cicatrices. Pero sé que no resulto demasiado convincente, por más que me esfuerce cada día en demostrar todas esas cosas que no son ciertas.

lunes, mayo 21, 2018

Hoy me sorprendí pensando en lo que podía haber pasado si hubiera tomado una decisión distinta a aquella que tomé hace mucho tiempo y me he dado cuenta de que no siento nostalgia por las cosas que ocurrieron, sino por las que no lo hicieron. Me lamento por lo que pudo haber sido y no fue, las oportunidades perdidas, las ocasiones desperdiciadas, el penalty fallado en el último minuto, a dónde pudimos llegar si no nos hubiéramos desviado del camino. Echo de menos aquello que nunca tuve, lo que tan solo me atreví a imaginar, lo que perdí sin haberlo tenido y deseo regresar a lugares donde nunca estuve. Recuerdo momentos que no existieron nada más que en mi mente y eso me permite de algún modo volver a ser lo que no fuimos y recuperar una vida que desconozco hasta llegar por un momento a creer que sí ocurrió.

domingo, mayo 20, 2018

Guardados en un cajón, reposan algunos de mis mayores sueños, esperando el momento oportuno para salir. He hecho acopio de paciencia para no precipitar su salida, confiando en que llegará el día en que puedan asomarse al mundo sin temor. He depositado en ellos una confianza que tal vez no merezcan, pero son la última oportunidad que me queda, por lo que debo mimarlos para que no se hagan pedazos al salir ahí afuera. A veces me impaciento y pienso en dejarles volar aunque aún no estén preparados para ello y corran el riesgo de estrellarse contra el suelo. Otras, dudo tanto de su viabilidad que pienso en ponerles un candado para impedir que se escapen. Y en esas ando, dudando si seguirlos con toda mi fe o destruirlos para siempre, mientras pasa el tiempo y empiezo a temer que sea demasiado tarde para ellos y al abrirlo se hayan convertido en ceniza.

sábado, mayo 19, 2018

Cuando confían en ti tienes la obligación de dar lo mejor que tienes. No vale andarse con medias tintas o hacer cualquier cosa para salir del paso. Debes entregar tu tiempo y esfuerzo sin miramientos, aun a riesgo de que no sean apreciados. Es algo con lo que hay que contar, no lo haces para obtener nada a cambio. No te conformes con hacer lo necesario, ve siempre más lejos que los demás. No puedes traicionar a aquellos que depositaron su fe en ti, muéstrate siempre auténtico, puro, infatigable. Quizás no seas el mejor, pero no importa si lo haces lo mejor que sabes. Y si no estás dispues a ello, tal vez no mereces recibir esa confianza.

viernes, mayo 18, 2018

Me ponía muy nervioso cuando tenía un examen. Sentía que me estaba jugando mucho y que mi futuro dependía de lo que hiciera, algo que después he comprendido que no es cierto, pero sobre todo temía defraudar a quienes me querían y confiaban en mí. No había nada peor que la cara de mis padres cuando los resultados no eran los que ellos esperaban de mí. No era ni siquiera necesario decir una palabra. Ante eso, todo lo demás dejaba de tener importancia. No era cuestión de lo que yo quisiera conseguir en la vida, sino que lo único que me preocupaba era no ser aquello que ellos querían que fuese. Ya que no tuvieron la oportunidad de estudiar, despositaron en mí todas sus esperanzas y yo no podía permitirme fallar, pues sería como hacerles a ellos fracasar. No cabían regateos ni contemplaciones. Era por ellos por quienes me esforzaba, creían en mí mucho más que yo mismo y yo no era nadie para impedirles alcanzar sus sueños. Aún siento a menudo, sobre todo en las ocasiones especiales, esa presión sobre mí, como si la gente me examinara todo el rato, y ahora que no puedo defraudarles a ellos, siento que no puedo fallar a quienes confían en mí.

jueves, mayo 17, 2018

Y casi sin darnos cuenta caemos en las redes y nuestra voluntad se desvanece. Nos vemos atrapados en rutinas vulgares que nos someten y nos alejamos de la vida que antes teníamos, atraídos por un apetitoso cebo que nos prometía una satisfacción plena y no fue más que un breve bocado envenenado por el que pagamos un precio demasiado alto. El problema es que ni siquiera somos conscientes de ello, ignoramos lo que hemos perdido en el trato y, arrastrados por el suave balanceo de la marea, no deseamos ya escapar, pues nos complace esa vida cómoda que elude toda complicación, sin pensar en lo que dejamos afuera, mientras aguardamos inconscientes a ser devorados.

miércoles, mayo 16, 2018

Todo laberinto tiene una salida. Puede que en algún momento creas que no es así y sientas que te has perdido para siempre como un niño que no encuentra a su mamá. Puede que ni siquiera sepas cómo te metiste en él, pero eso ya no importa. Después de dar mil vueltas en torno a un mismo punto, gritas desesperado pidiendo que alguien te saque de allí, pero no hay nadie que acuda al rescate, por lo que tendrás que apañártelas tú solito. Te lamentas por no haber dejado un rastro, alguna señal que te ayude a encontrar la salida, de no haber hecho las cosas de otra forma, lamentas tus errores, pero ya es tarde para volver a empezar. Tal vez tardes una hora, un día o varios años, pero si perseveras y tienes el valor suficiente y la calma necesaria que te permita pensar con claridad, acabarás dando con la solución, aunque ahora mismo, cuando todo te parece definitivo y no encuentras sentido a nada, pienses que nunca podrás escapar de la prisión en la que cada día te consumes.

martes, mayo 15, 2018

Asisto con frecuencia, a menudo de forma involuntaria, a discursos catastrofistas sobre el devenir de los tiempos. Cualquier tiempo pasado, según dicen, fue infinitamente mejor y el futuro adquiere un tono cada vez más oscuro. Recuerdan las bondades de su infancia o el esplendor de su juventud como si hubiera sido perfecta, rememorando con añoranza todo lo que ya no existe. Y en su espléndida argumentación consiguen que me sume a su certero diagnóstico. Tendemos a olvidar los errores del pasado y eso con frecuencia nos ayuda a seguir adelante. En la memoria, las luces ocultan siempre las sombras, sobre todo al compararlas con nuestra confusa realidad actual, la misma que mañana evocaremos con nostalgia, destacando sus inmensas virtudes, mientras nos aferramos a las ventajas irrenunciables que ofrece nuestro tiempo.

lunes, mayo 14, 2018

Yo lo haría, por supuesto que sí, de hecho quiero hacerlo, estoy deseando, pero no puedo. No tengo tiempo ni mis circunstancias me lo permiten, pero si pudiera seguro que lo haría muy bien, porque ganas tengo y capacidad por supuesto, pero no puedo, ya sabes, tengo mucho trabajo y luego está la familia, los compromisos… Ojalá pudiera, tengo que intentar sacar tiempo, cualquier día me pongo y lo hago, tampoco debe de ser muy difícil, a mí de pequeño se me daba muy bien. Pero no tengo el tiempo que tú tienes, ¿sabes? Ahora me tengo que ir porque vamos a tomarnos algo con unos amigos y después vamos a ver el futbol y mañana pasamos el día en el campo y volveremos tarde, espero llegar para ver la serie, que estoy enganchadisimo y la semana pasada como estuvimos de viaje me la perdí. Dejamos a los niños con mi madre e hicimos una escapadita de fin de semana, tenéis que veniros. Un día de estos te llamo y quedamos para eso que tenemos pendiente. No me voy a quedar sin hacerlo, por supuesto, pero es que estoy fatal de tiempo.

domingo, mayo 13, 2018

No iré más en busca de tesoros escondidos, no me dejaré deslumbrar por las luces de neón de la ciudad, no lucharé por recompensas de dudoso valor. Ya no estoy dispuesto a empeñar mi tiempo en causas perdidas. No trabajaré día y noche por conseguir unas cuantas monedas, no correré en busca de paraísos artificales, no rezaré a ningún dios caprichoso pidiendo clemencia, no imploraré piedad a mi verdugo, no voy a mendigar un poco de atención ni ofreceré todo lo que tengo a cambio de una sonrisa, no pediré nada a nadie ni me lamentaré por las derrotas. Ya no quiero ninguno de esos preciados bienes de los que carezco, porque todo lo que necesito está dentro de mí.

sábado, mayo 12, 2018

Si tienes una vocación ve a por ella, dicen, y todo eso está muy bien si acabas consiguiendo lo que te propones, pero ¿qué hacer con las vocaciones equivocadas? Las que no te llevan a ninguna parte, las que te hacen fracasar una y otra vez, ¿seguir estrellándote o plegarte a las exigencias y hacer algo en lo que no creas con el miedo a que descubran tu impostura? Vocaciones que no dan de comer, pasiones que no compensan el esfuerzo, trabajo en vano. Envidio a quienes poseen vocaciones a su alcance. No exijo que se cumpla la mía, pero luego no vengas a recriminarme que no comparta la misma que tú y que me dedique a algo en lo que no creo solo para sobrevivir, pues no tuve la suerte de buscar lo sencillo.

viernes, mayo 11, 2018

No cuides tanto tu dolor. No te acojas a la placentera sensación que produce el desconsuelo. No merece la pena darle tanta importancia, porque no la tiene. Reconozco que es tentador sentirse víctima y culpar a los demás de tus desgracias. Por algún extraño mecanismo de defensa humano, el dolor tiene un elemento atractivo, sedante, como cuando te das un golpe y el cuerpo segrega endorfinas para atenuar el impacto, o la adrenalina que nos hace reaccionar con una fuerza inesperada ante una situación de emergencia. Y está bien que sea así, pero es peligroso instalarte cómodamente en ese estado, alojarse en la indiferencia o el autoconsuelo. Porque puede que llegue un momento en que te niegues a salir de ahí y prefieras seguir sintiéndote derrotado aunque tengas a tu alcance la oportunidad de lograr el triunfo.

jueves, mayo 10, 2018

Puedes resistirte a cualquier cambio, puedes rechazar la realidad y atrincherarte en tu fortaleza a salvo de todo intento por derribarla. Puedes encerrarte en tu habitación y negarte a salir, convertirte en un ermitaño viviendo a solas. Ponerte una venda o mirar para otro lado. Puedes ser un héroe o un mártir, erigirte en salvador de la patria o defensor de las causas perdidas. Puedes enojarte, gritar o hacer un alegato en favor de la verdad y creer que todos están equivocados. Y en el fondo es posible que tengas razón, que sea cierto que el mundo se haya vuelto loco, pero nada de eso evitaría que ahí afuera siga ocurriendo aquello que te niegas a aceptar y que todo lo que conocías y en lo que tan firmemente creías se desmorone por completo, por lo que es mejor empezar a aceptarlo y aprender sus normas para poder sacar partido de ellas.

miércoles, mayo 09, 2018

Yo he estado hundido mucho tiempo. Lo he pasado mal, me han humillado y me han negado el auxilio cuando más lo necesitaba, me he arrastrado por el fango y he pedido un poco de clemencia. He llorado e incluso he deseado estar muerto cuando todos me daban de lado y mi presencia no era grata en ningún sitio. He desconfiado de mis virtudes y me he avergonzado demasiado por mis defectos. He tocado fondo y he conseguido levantarme. Y no solo en una ocasión, sino numerosas veces, por eso sé que debo empezar a prepararme, porque estoy seguro de que mañana volveré a caer.

martes, mayo 08, 2018

Algo falla cuando sientes que estás dando mucho más de lo que recibes. No lo haces a cambio de nada, no te importa salir perdiendo en el intercambio, hasta cierto punto lo consideras normal, pero llega un momento en que te das cuenta de que no estás obteniendo nada mientras tú lo ofreces todo. Si quieres confianza tendrás que ganártela, no se trata de hablar solo de mí, de mostrar todo el rato mis cartas mientras tú ocultas celosamente las tuyas. No se puede pretender no mancharte las manos cuando el otro está metido hasta el cuello en el fango. Tal vez no estás preparado para penetrar en territorios pantanosos. No puede desnudarse uno mientras el otro mira, no se puede ser un pudoroso voyeur emocional. Y si no estás dispuesto a hacerlo, quizás te has equivocado de juego.

lunes, mayo 07, 2018

Soy demasiado crítico conmigo mismo. Lo que en otros considero normal no soporto verlo reflejado en mí. Puedo comprender y justificar los fallos ajenos, intento siempre hallar una explicación razonable para comportamientos inapropiados, y sin embargo me mortifico por errores que cometo sin darme cuenta. Evito mirarme en los espejos, pues mis defectos se me aparecen evidentes como rasgos monstruosos, pero soy capaz de admirar la belleza de un gesto bonito aun en el más deforme ignorando el resto. Tolero todas las opiniones mientras no paro de cuestionarme las mías. Repaso cada uno de mis actos en busca del error que pudiera herir a alguien, pero no veo mala intención en las acciones ajenas que tanto daño me hicieron. Me lamento y me impongo duras penitencias por mis pecados y absuelvo al instante de los suyos a los otros. Soy víctima de esa maldita manía por la que exculpo de todo a los demás pero no soy capaz de perdonarme a mí mismo. Por eso, muy mal tienes que haberme tratado para que no sea capaz de perdonarte jamás.

domingo, mayo 06, 2018

Tener hijos es tener miedo. Desde el mismo instante en que nacen no puedes dejar de pensar en todos los peligros que les acechan. Te conmueve su fragilidad y encomiendas tu vida a la noble misión de protegerles. Cada leve queja, cada gemido en la noche, cada grito de dolor, cada estornudo o unas décimas de fiebre suponen un nuevo motivo de preocupación, e incluso cuando no los hay, sigues buscando alguno. Te sorprende lo que eres capaz de hacer por ellos, descuidas tu propia salud y pasas por alto cualquier señal de alarma que emite tu cuerpo. Empiezas a descubrir peligros que nunca sospechaste y desconfías del más inofensivo de los juegos. Tal vez, me digo, no debería ser tan obsesivo, tal vez no hay razón para tomar tantas precauciones, tal vez sea excesivo tanto desvelo, pero lo que más temo es que llegue ese día en que deje de tener miedo por ellos.

sábado, mayo 05, 2018

La actitud solo no vale. Ni siquiera es lo más importante. Es una trampa que te llevará a un callejón sin salida. Puedo tener la mejor predisposición del mundo, puedo dedicar todo mi tiempo y esfuerzo a algo, hacer que mi vida gire torno a mi objetivo, pero si no tengo capacidad suficiente fracasaré. No me vendan embaucadores mensajes de motivación, enséñenme mejor a renunciar a lo que no está a mi alcance. Renunciar es lo más importante. No me digan que puedo volar porque me estrellaré. No me ofrezcan mundos irreales solo porque ustedes hayan contado con ventajas de las que yo no dispongo. Conozco mis límites y los respeto. Reconocer tu incapacidad para hacer algo te ayudará a concentrarte en ocupaciones realistas que te den más satisfacciones, aunque no llegues nunca a destacar por nada, pero eso da igual, porque no depende de ti. Ahora ya solo hace falta encontrar qué es lo que quieres hacer y para lo que estás capacitado, saber hasta donde puedes llegar y lanzarte a por ello sin miedo.

viernes, mayo 04, 2018

No entiendo cómo somos capaces de perder el tiempo sin rubor. Y no me refiero a no hacer nada de provecho con él, sino nada de interés. Transigir con el aburrimiento no buscado porque nos lo exigen nuestras relaciones sociales o familiares, entregar un trozo de vida a cambio de nada, solo para no quedar mal ante personas cuya opinión ni siquiera te importa demasiado. Deberíamos ser capaces de rechazar todas esas invitaciones que no nos aportan nada, no acudir a citas en las que de antemano sabemos que todo será decepcionante, decir no más a menudo aún a riesgo de que no nos entiendan, nos juzguen y nos condenen por nuestra actitud egocéntrica y extraña. Pero es que a estas alturas no estoy dispuesto a seguir perdiendo más tiempo en ocupaciones insustanciales y personas con las que no comparto nada, a quedar bien con todo el mundo menos conmigo, a renunciar a mis deseos para que otros cumplan los suyos y si eso significa ser raro y egoísta, eso es lo que quiero ser.

jueves, mayo 03, 2018

Detesto la arqueología emocional. Ponerse a rebuscar en el pasado para encontrar indicios que te hagan replantearte el presente nunca trae nada bueno. Dejemos estar los restos sepultados bajo los escombros, lo mejor es renunciar a aquello que perdimos y no empeñarnos en volver a lugares que ya no existen. No concibo una ocupación más triste, y al mismo tiempo más peligrosa, que la de mirar siempre al pasado tratando de rescatar un ápice de lo que fuimos. Para qué querríamos conocer algo que no sepamos sobre el pasado, para qué recordar lo que ya sabemos, pues nada de lo que hagamos podrá modificar el presente, y sin embargo, a menudo me soprendo desenterrando mis recuerdos en busca de una respuesta satisfactoria para mis dudas.

miércoles, mayo 02, 2018

Cuando era pequeño me escondía en el servicio durante el recreo. Aquel era el único lugar, aislado del mundo, donde me sentía seguro, lejos de los abusones que me hacían la vida imposible. Me refugiaba allí de los golpes y las humillaciones de las que nadie me defendía. Cerraba la puerta y echaba el pestillo y me quedaba muy quieto en absoluto silencio procurando que no se oyera mi respiración para evitar que me descubrieran y la emprendieran de nuevo conmigo. El tiempo ha pasado y han cambiado las personas en mi vida, y aunque perduran algunas actitudes, ya no hay nada que deba temer al otro lado de la puerta, pero no sé por qué, aún tengo la sensación de seguir escondiéndome de quienes me hacen daño.

martes, mayo 01, 2018

Los niños tienen el deseo de poseer algo y cuando ya lo tienen deja de interesarle y no le prestan atención. Cada nuevo juguete, cada colección de cromos, cada videoconsola... sienten que lo necesitan de un modo imperioso y hasta que lo consiguen no están satisfechos. Después, una vez que lo tienen, lo dejan abandonado en un rincón y ni siquiera recuerdan donde lo habían guardado. Pero no podemos reprocharles nada, porque también nosotros, cuando conseguimos a las personas deseadas, las dejamos abandonadas, no les prestamos suficiente atención y perdemos todo el interés por ellos como juguetes viejos que ya no nos despiertan ningún interés.