miércoles, septiembre 25, 2002

Cuando buscas algo es imposible encontrarlo, cuando no lo quieres ni ver es imposible no hallarlo a cada paso.
Volví al lugar de mi encuentro con aquella chica. Llegué bastante temprano. No quería perder la ocasión.
Pasaron las horas y no la volví a ver. Volví a casa triste y decepcionado, pensando que había estado perdiendo el tiempo.
Cambié de táctica. No había que esperar a nadie. Sólo caminar sin rumbo por las calles y algo surgiría. Seguro.
Así lo he hecho. Esta noche salí a la calle, pasando por los sitios más concurridos y al poco tiempo empecé a ver que había gente que me saludaba. Era sólo un ligero adiós, un movimiento de cabeza cómplice y desaparecían. Y yo allí como un tonto sin saber qué hacer. Hasta que detuve a uno de ellos con un pequeño toque en el brazo.
"Hola, ¿te conozco?", y miraba desconcertado "Ber, hombre, como no voy a conocerte, si hemos ido al colegio juntos". Al fin una pista. "¿Cómo te llamas?", me dijo su nombre, que a ti no te dirá nada, e intenté hablar con él más, pero decía tener prisa. No le creí. Creo que estaba asustado. Debí parecerle raro. Qué pensaría de mí. Así que se fue sin decir más.
Como un extraño más.
No sé a qué esperas tú que me estás leyendo y sabes quién soy, a lanzarme un cabo al que agarrarme. Acaso te importo tan poco. Acaso tienes alguna cuenta pendiente conmigo y prefieres que me ahogue. Al menos podrías recordarme todo lo malo que te haya podido hacer.
Si no recibo contestación en una semana dejaré de escribir esta llamada de auxilio. Para qué seguir haciendo algo que no sirve de nada. Escribiendo algo que nadie lee.
Me gustaría que le dieras un sentido a estas notas apresuradas que tomo sin orden ni acierto.
Me gustaría que le dieras un sentido a mi vida.
Aunque sé que eso es tan difícil...

No hay comentarios: